Hoy te escribo a ti. Sí, a ti, que estás atrapadx en una relación que te da más disgustos que alegrías. A ti, que sabes que tienes que huir, alejarte de esa persona, pero no puedes.

Hoy te escribo a ti. A la persona que ha conseguido irse, o a la que han dejado marcharse, y se sigue culpando por todo.

Hoy te escribo a ti. A esa persona que está llorando a escondidas, esperando un abrazo que nunca llega. A esa persona que tiene los ojos rojos de tanto llorar y se mira en espejo, se lava la cara y sale del baño como si no pasara nada.

Hoy te escribo a ti. Tengo una mala-buena noticia: no va a mejorar. Él o ella no va a volver a ser como era antes, porque el pasado ya no está. Lo que ves es lo que es, lo que sientes es la verdad. Escúchate. Hay veces que lo sabes desde hace mucho tiempo, pero no nos atrevemos. Porque nos da miedo la soledad, la incertidumbre de qué va a pasar, el no poder solxs. Tengo una buena noticia: si yo he podido, tú puedes.

Hoy te escribo a ti. Porque yo he sido tú. Hace tan sólo cuatro meses no podía imaginarme la vida sin él, y de golpe (o no tan de golpe) tuve que aprender a sobrevivir. A despertarme cada mañana sabiendo que él no estaba en mi vida. A darme cuenta de que no estaba sola, de que había más personas aparte de él. De que el mundo y nuestra vida no se acaban porque una persona no nos demuestre con hechos lo que sale de su boca. Que nadie es imprescindible en la vida de nadie, ni siquiera tú. Y de que eres mucho más fuerte de lo que crees.

No te voy a mentir. No va a ser fácil.

Los primeros días creerás que te mueres, que no puedes seguir respirando y no sabrás cómo puedes seguir llorando después de tanto llorar. Te dormirás queriendo escribir un mensaje o hacer una llamada. Y, mientras tanto, te culparás. Pensarás que todo es tu culpa y buscarás aquellos momentos en los que crees que la cagaste. Y los encontrarás, porque todos la cagamos en una relación. Pero, escúchame, ese no es el motivo. Y recordarás los buenos momentos, aquellos viajes que te hicieron querer más, aquellas veces en las que hacíais el amor y pensabas morir de placer; los planes que se quedaron en eso, planes.

Déjame ahorrarte tiempo, no pienses en lo bueno, al menos no ahora. Céntrate en todas las veces que te hizo llorar, en todas las veces en las que te hizo ver y sentir que no eras suficiente. En todas las veces en las que no te eligió. En todas las mentiras que contó para no hacerte enfadar, o aquellas de las que no se acuerda. En todas las veces en las que pensaste “esta no es la persona de la que me enamoré”. En todas las veces que te dormiste llorando. En todas las veces que no estuvo para ti. En todas las veces que te callaste por no hacerle enfadar; o en aquellas que dejaste de ser tú para que no te dejaran.

Hoy te escribo para decirte que todo pasa. Que un día deja de doler. No de golpe, muy poco a poco.

Hay veces que pensarás que estás bien, y cuando menos te lo esperes, volverá. Volverá, llorarás y creerás volver al principio. Pero no lo será. Eres fuerte, y estás en un duelo. Paso a paso. Con recaídas. Lo importante es que sepas que no estás solx, que eres fuerte y que te mereces más. Te prometo que un día deja de doler, e incluso antes te das cuenta de lo bien que has hecho, y te preguntas por qué no lo has hecho antes.

Hoy te escribo a ti para decirte que no tienes por qué hacerlo ya, pero si has pensado en hacerlo, es por algo. Piensa, medita, haz listas de pros y contras, habla con tus amigxs y familia. Pero haz algo y hazlo por ti. No tengas miedo a estar solx ni a no volver a sentir. Busca tu bienestar.

Si duele, no es ahí. Si no te da paz, no es ahí. Si no te aporta, no es ahí. Si te quita la vida, no es ahí. El amor no duele. El amor no es difícil.

Paula Rioja.