SI NO TUVIERA MIEDO

 

Si no tuviese miedo me tintaría el pelo de mil colores y me raparía el lado izquierdo de la cabeza. Me tatuaría el cuerpo entero si no tuviese miedo de arrepentirme algún día, buscando un trozo de piel virgen que me recuerde quién soy debajo de esa piel. Tal vez me vestiría como mi yo niña siempre soñó vestirse, con muchos colores, cascabeles y cosas brillantes.

Si no tuviese miedo probablemente lo dejaría todo y me iría a recorrer el mundo recitando poesías, propias y ajenas. Sería una artista de verdad, de esas que crean no para vivir, si no para no morir en un intento de encajar. Si no tuviese miedo, sin duda, dejaría de intentar encajar, me olvidaría de intentar complacer y dejaría de sentirme siempre insuficiente.

Si no tuviera miedo me pondría por completo en el centro de mi vida. Dejaría de tener peso el qué dirán y cobraría relevancia el cómo me sentiré. Haría las cosas como y cuando me apetecieran, dejaría de contener mis emociones y sentimientos cuando aparecen en un momento “inadecuado” y me permitiría ser todo lo que soy, intensa y sensible por encima de todo.

Si no tuviese miedo diría aún más te quieros y sería del todo sincera. Empezaría a decirle a la gente por la calle todas las cosas buenas que siempre he querido decir y que, el miedo a parecer una loca, retiene en mi garganta. Si no tuviese miedo también pondría todos esos límites que siempre me ha dolido tanto poner y cuya ausencia me ha costado años de terapia.

Sin miedo bailaría hasta en el supermercado, volvería a saltar en los charcos, bajaría de la colina más alta haciendo la croqueta y me metería en la piscina en mitad de una tormenta. Sin miedo dejaría existir a la niña que nunca me permití ser y, juntas, nos comeríamos el mundo sin importar las calorías que tenga. 

Si no tuviese miedo no dejaría nunca de aprender cosas nuevas y apostaría por mis sueños una y mil veces, sin preocuparme si ese nuevo sueño será aquella idea que me hará rica o si solo será otro más de esos sueños frustrados que he ido dejando por el camino. 

Si no tuviese miedo me desnudaría sabiendo quererme, sin importar estar gorda, los granos, los pelos, las estrías o la flacidez. Si no tuviese miedo disfrutaría de mi cuerpo y del sexo siempre, sin preocuparme de que mi cuerpo resulte ser tan desagradable como yo, desde mi miedo y mi nube negra, me imagino que es.

Si el miedo no formase parte de mi vida nadaría en el mar por la noche y bucearía en la profundidad del océano. Atravesaría selvas sin preocuparme de los insectos y las amenazas, montaría en globo aerostático y me tiraría de él en paracaídas. Si no tuviese miedo, sin duda elegiría vivir siempre y todo. 

Ahora que pienso en todo lo que haría si no tuviese miedo he descubierto que mi nuevo mayor miedo es que, paralizada por el miedo, no me permita hacer todo aquello que el cuerpo y el alma me piden a gritos. Lo que más me asusta es llegar al final de mi vida y darme cuenta de que me la he perdido, de que no la he disfrutado plenamente. Así que, ahora que sé todo lo que haría si no tuviese tanto miedo, voy a empezar a vivir como si no lo tuviese. Y vosotras, ¿qué haríais si no tuvieseis miedo?

Desdudándonos