No hay nada más difícil que admitir la verdad.

Llevo casi un año mordiéndome la lengua, pero un día de estos voy a explotar y esto va a ser imparable.

Me separé de mi marido tras el confinamiento porque le pillé siéndome infiel. Llevaba con una chica de su empresa bastante tiempo tonteando y aunque él dice que no, estoy más que segura de que se la había tirado más de una vez.

Una tarde, cuando fui a sacar el perro, lo pillé en una vídeo llamada con ella y tenía los pantalones en los tobillos. Quiso convencerme de que fue algo que se le fue de las manos y para él solo fue un juego para no pensar en lo que estábamos viviendo.

No voy a dar más detalles porque me pone enferma recordarlo, porque encima nuestra hija estaba durmiendo la siesta, pero vamos, pasé el confinamiento cabreada y sin poder echarlo de casa.

Cuando ya mejoró todo y se fue, su conquista se mudó a vivir con él y llevan unos meses como pareja formal. Ahora esta chica me llama de vez en cuando para preguntar cuándo me viene bien que recojan a la nena, que si le hace falta algo de ropa para que ella lo pueda comprar y me propone actividades extraescolares que la podrían motivar.

No puedo obviar que ella es más guapa, más joven y más delgada, pero lo que realmente me jode es que mi hija me diga que con ella se lo pasa mejor que conmigo.

Me ha costado mucho no enfadarme con la novia de mi ex, porque realmente nosotros no estábamos bien y ella no le estaba siendo infiel a nadie, pero claro, yo no hubiera actuado así y por eso no puedo negar que le tengo resquemor.

Ahora, con lo que no puedo es con los comentarios de mi hija. “Sabes mami, la novia de papá se pone super guapa delante del espejo”. “Sabes mami, la novia de papá tiene unos vestidos y tacones preciosos.” “Hoy hemos ido a un sitio muy chuli que se le ha ocurrido a la novia de papi”

Cada vez que lo menciona, miles de agujas penetran en mis oídos y me sangran de manera transparente.

El caso es que otro día le dije a mi hija: “Cariño, deja de hablar de la novia de papá y vamos a jugar” y ese fue mi mayor error. La nena, que no sabe callarse, se lo dijo a su padre y que mami le había pedido no hablar de la novia de papi y mi ex ahora va de macho alfa creyéndose que me pirro por sus huesos.

No voy a mentir, le he cogido mucho asco a él que a nadie, porque a saber la de cuernos que tengo desde que nos casamos,  pero que mi hija no pare de hablar de esa señorita, me mata porque a veces pienso que la prefiere a ella que a mí.

Sé que mi actitud tampoco es la mejor, pero no sé cómo gestionarlo. El que mi matrimonio se haya ido a la porra ya me da igual, pero que ellos vendan que son una familia perfecta y maravillosa y muestren pena hacia mí porque estoy sola, me pone de los nervios.

Tampoco doy saltos de alegría cuando la chica esta quiera ser la protagonista y el centro de mi hija, pero al menos la trata bien y le hace más caso que su propio padre, por lo que tampoco voy a quejarme tanto.

Intentaré pensar que mi hija está emocionada con “la novia de papi” porque es la novedad, pero nunca la querrá tantísimo como yo.

 

Anónimo

 

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