Boda pija: dícese de aquella celebración nupcial con gran importancia social y con muchas posibilidades de suponer una quiebra en la relación materno-filial de algunas invitadas.

Es importante estar preparada para este momento. Lo ideal es entrenarse durante los meses previos: ejercicios de relajación, armonización con cuencos tibetanos, meditación… y es que sobrevivir a una madre al borde de un ataque de nervios ante un evento social es toda una proeza humana.

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Las bodas familiares y las bodas de amigos que son hijos de amigos o conocidos de tus padres suelen ser las que generan más tensiones. Te conviertes en una especie de embajadora y tienes que estar perfecta. Perfecta a ojos de tu madre, claro. Se de buena tinta que en todas las casas se cuecen habas pero, las que lo sufrimos lo sabemos, la ecuación «boda pija + quilos de más» es una bomba de relojería.

Este año me tocan varias bodas, he tenido que poner en práctica todas mis estratagemas para no tarifar con mi madre y aún así hemos tenido algunos momentos de tensión. Aqui unos pasos básicos para sobrevivir a una madre al borde de un ataque de nervios:

Busca los lugares comunes. Por regla general nuestras madres son mucho más clásicas que nosotras y para evitar confrontaciones lo mejor es asumir desde el principio que no es el momento de disfrazarse de Miley Cyrus. Busca ese punto intermedio que hay entre las dos y prepárate para la negociación.

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Prepara el terreno. Lo mejor, visita las tiendas de confianza que sabes que le gustan a tu madre y pruébate los modelitos que más afines a tu estilo antes de ir con tu progenitora, así nos ahorramos dramas.

Ármate de paciencia. Respira y repite el siguiente mantra en tu cabeza una y otra vez: «lo hace por mi bien, quiere que vaya divina». Y es verdad pero, como es lógico, el salto generacional hace que haya tensiones. Da igual que tu madre se haga la moderna, cuando hay una boda pija de por medio lo que le gustaría es disfrazarte de infantita, de Miss o algo así.

Estudia el protocolo. Las madres suelen tenerlo muy presente y se ponen muy pesadas, asi que mejor no oses plantear ir de largo en una boda de día o viceversa porque a tu madre le puede dar un síncope.

Procura no nombrar tiendas online. Da igual que hayas encontrado el vestido de tu vida en Asos o en ModCloth, te va a poner mil pegas y a robarte la ilusión. Una madre tiene que tocar y sentir la prenda para aceptarla como algo bueno. Puedes guardarte la idea para una boda «menos importante» y todos contentos.

Busca una argumentación en positivo. Yo siempre lo intento con el clásico: «Lo importante es que este cómoda porque con lo torpe que soy…¡jijiji! (guiño, guiño)». Entonces veo con mi madre pone los ojos en blanco y me imagina tirada sobre unos rosales, cayéndome durante el baile o cualquier cosa peor.

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Pide vez en tu peluquería de confiaza con tiempo. Toma la iniciativa con el tema peluquería para que tu madre no pueda meter mano en esto, busca el peinado cuquis que te apetece llevar y trátalo exclusivamente con tu peluquera.

No te dejes engañar. Una cosa es ceder y dejarte asesorar por quien más te quiere y otra muy distinta ir vestida como tu madre quiere que vayas. Las gordis con madres que parecen la Preysler (como es mi caso) lo tenemos complicado, pero hay que luchar.

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