Javier es un chico muy guapo. Desde que íbamos juntos al instituto ha podido estar siempre con la chica que quisiera porque, además de un físico imponente tenía, y tiene, un encanto natural que resulta muy atractivo. A mí, será porque lo conozco demasiado, nunca me ha resultado especialmente atractivo, siempre fuimos muy amigos y yo lo veía como de la familia. Pero todas mis amigas han intentado, en algún momento, liarse con él. Él, por su lado, no dedicó jamás mucho tiempo a sus relaciones amorosas. Si alguna chica se le acercaba rara vez decía que no y si no le daba problemas podía llegar incluso a salir con ella un tiempo, pero en cuanto la cosa exigía explicaciones, aparecían celos o había “demasiadas emociones” en juego, rompía radicalmente sin ningún tipo de miramientos. Yo siempre le dije que era una ameba sin sentimientos y que dejaba pasar la oportunidad de ser feliz junto a una chica maravillosa por no querer abrirse a nadie. Pero con el paso del tiempo me demostró que no era que tuviese miedo a abrirse, sino que no había nada dentro.

Perdimos contacto un tiempo y nos reencontramos hace un par de años. Seguía siendo ese guaperas de libro: con su pelo perfecto, su físico cuidado, su mirada intensa… Pero dentro seguía habiendo un enorme hueco, un espacio vacío donde hacer eco. Tenía una pandilla de amigos a los que no conocía y que él me presentó. Tras un par de semanas de vernos por casualidad, una de mis amigas se pilló por uno de sus amigos y… Hubo cierta fusión de grupos un tiempo. Juan era un chico tímido y muy amable que empezó a escribir a mi amiga Rebeca con cierta frecuencia. Pero una noche en la que ambas pandillas juntas esperaban el momento del acercamiento entre ellos, apareció Javi, se acercó a ella y, en dos minutos ella ya no recordaba ni quien era Juan y casi ni quien era ella. Se fueron a casa de él y no supimos de ellos hasta dos días después. Rebe me contó que lo había pasado genial, que le había dado una noche de sexo increíble y que habían sido ambos muy sinceros, él no quería nada serio ni pretendía repetir si no se daba la situación y ella no sentía especial interés a largo plazo hacia él, así que todo estaba bien.

La siguiente noche en que coincidimos, el ambiente estaba raro. Juan no se acercaba a penas a nosotras y Rebe se sentía un poco incómoda al darse cuenta de que,  había lastimado a Juan por pasar una noche con un tío que no la había ni saludado al llegar. Fede, el mejor amigo de Juan comenzó a coquetear medio en serio medio en broma con mi amiga Sofía. Yo estaba segura de que esa noche pasaría algo y no me equivoqué, pues no fue entre ellos, pero si pasó algo. Javi aprovechó un viaje de Fede al baño para acercarse a Sofía y, en menos que canta un gallo, ya se había retirado a su casa. Entonces me quise quedar un rato más y analizar qué pasaba entre sus amigos cuando él se iba y, sobre todo, por qué seguían siendo sus amigos.  Fede volvió del baño como si nada, ni preguntó por Sofía, parecía tener claro donde estaba. Entonces empecé a ver movimientos extraños, como que los chicos empezaban a acercarse más a otras chicas del local… Yo no pude más y le pregunté a Fede qué estaba pasando y no pude alucinar más.

Resulta que, en las épocas en las que a Javi le apetece ligar, uno de ellos finge interés por alguna chica y se retira, sabiendo que Javi irá a por ella y que raro sería que ella dijese que no, entonces los demás pueden seguir sus vidas con normalidad intentando ligar o simplemente interactuando normal con el sexo opuesto sin miedo a que la persona con la que estén hablando haga una bomba de humo y desaparezca. No entendía por qué seguían siendo sus amigos y ellos realmente tampoco, pero era algo que llevaban haciendo tantos años que ya ni les extrañaba. Se reían mucho con él y en otros aspectos era un buen amigo. Pero cuando llevaba un tiempo sin estar al acecho, ellos se relajaban y pasaba lo que le ocurrió a Juan, que en un despiste pasó de estar iniciando algo bonito con una chica a estar en un bar viéndola irse con su amigo. Ahora Juan estaría un tiempo distante, pero pronto se le pasaría y la rueda volvería a girar.

Realmente hay dinámicas entre amigos (sobre todo entre chicos) que no entenderé jamás. Por supuesto Javi y yo volvimos a ser dos desconocidos que se saludan de vez en cuando por los viejos tiempos, pero yo no tengo el más mínimo interés en seguir juntándome con una persona carente de escrúpulos. Si sus amigos lo aceptan, allá ellos, pero yo no quiero saber demasiado de alguien que únicamente pone el ojo en las chicas que les gustan a sus amigos, cuando aun encima no quiere nada más que pasarlo bien una noche y olvidarlo a la mañana siguiente. Sé que lo digo demasiado, pero no le vendrían mal unas cuantas sesiones de terapia, claramente ahí hay algo que se le escapa y su belleza y encanto algún día no serán suficientes y, sus amigos se cansan antes, se verá solo y no sabrá ni cómo ni porqué.

Texto escrito basado en una historia real.

Envía tus historias personales a [email protected] y Luna Purple las pone bonitas para WLS.