Parece ser que es un problema, una situación incómoda, una aberración, una situación antinatura… aunque yo no sea consciente de ello. ¿Cuál es mi pecado? Pues ser más alta que mi chico. Ojo cuidao, que según los cánones de la sociedad  (en los que la mujer debe parecer débil o delicada que su pareja), ser más alta que muchos hombres se convierte en una transgresión. En algo feo. Salirse de la norma está castigado y a mi me mandan al rincón de pensar.

Y digo yo, qué culpa tengo de que me haya tocado en la lotería de la genética una gran altura según los cánones. ¿Me sierro un trozo de fémur? O lo que parece ser que me piden, que renuncie a estar con la persona que quiero por una cuestión estética.

Pues querida sociedad rancia y machista, me importa un pijo, me la trae al pairo, me la suda bastante lo que los demás puedan pensar cuando nos ven juntos. Yo soy más alta, ¿y qué? No necesito ser una mujer lánguida que necesita un hombretón a su lado. Soy perfectamente capaz para enfrentarme al mundo y no necesito que nadie me lleve de la mano.

Sé también que hay hombres que se sienten intimidados al estar con una mujer que les supera en altura, que sienten que su masculinidad puede ser puesta en tela de juicio. Necesitan tener dominada la situación con la imposición física del tamaño. Pues siento deciros que ser más o menos macho es irrelevante, al menos para mí y para muchas otras mujeres.  No somos animales y no tenemos que estar marcando territorio como los perros en el pipican.

Soy muy feliz con mi chico y nunca le dimos ni un pensamiento a la diferencia de estatura. Él es el hombre de mi vida, yo soy la mujer de la suya, llevamos juntos muchos años y espero que estemos muchos más. No necesitamos demostrar nada, ni precisamos de la aprobación de otros. Nos paseamos cogidos de la mano, muy orgullosos de demostrar que estamos juntos.

Alguna vez me han dicho: “¡Qué pena! Si fuera él un poco más alto o tú un poco más baja, que buena pareja haríais”. Pues siento decir que hacemos la mejor pareja del mundo, porque nos queremos, nos respetamos, nos complementamos, tenemos un proyecto común de vida y una hija preciosísima que es nuestra razón de vivir. Unos centímetros más o menos, no cambian nada.

Cuando alguien hace algún comentario resaltando lo evidente, mi chico siempre responde: «la distancia que importa no es la vertical, son los centímetros en horizontal» (guiño – guiño). Y el interfecto/a se va con la sensación que le han dado de su propia medicina.

En definitiva, no cambio por nada a mi chico ni mi relación con él. Y por supuesto, no me avergüenzo por ser alta, por parecer fuerte, por demostrar que soy autosuficiente y por no necesitar que nadie me defienda. Simplemente, al que no le guste que no mire… y a otra cosa.

Alicia

 

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