Tengo que ser honesta, soy una mujer que llega rápido a los orgasmos y puedo tener muchos y eso es fascinante, porque es como si hubiese sido bendecida por el mismísimo dios de los orgasmos con el sólo fin de ser afortunada. 

Hace poco más de un mes conocí a un chico en Tinder, pero eso por sí sólo no tiene tanto que ver con orgasmos, o quizá sí. Es un chico interesante y guapo, o al menos eso es lo que veo, pero puede que sea todo falso, una nunca puede estar segura de ello. Comenzamos hablando de temas muy variados y al poco tiempo nos dimos cuenta de que compartíamos muchos temas en común, y eso es bastante entretenido, sobre todo porque permanecer tanto tiempo sin contacto humano es de lo más estresante. 

No estoy segura cómo comenzó todo, pero fuimos llevando nuestras conversaciones a temas sexuales; fue todo como una bola de nieve que nos condujo a ese tema en particular, supongo que la atracción mutua fue demasiado intensa y la falta de contacto humano se sumó a ello. 

Hemos pasado noches enteras hasta la madrugada hablando; sexteando y también hablando hasta que nos ponemos tan cachondos que todo parece carecer de importancia salvo ese preciso instante en el que estamos previos al orgasmo. En mi caso, cuando estoy hablando con él, puedo llegar fácilmente a los 10 o 12 orgasmos, y más si la conversación y el tiempo lo permiten. 

A pesar de toda esta maravilla, me pregunto constantemente si toda esta intensidad será igual al momento de conocernos. ¿Se podría traducir tanta intensidad en un encuentro real? Lo más probable es que todas penséis que sí, pero no siempre sucede de esa manera; en persona no todos somos tan desinhibidos cuando de un primer encuentro se trata; conforme pasa el tiempo, las cosas van mejorando, pero debo admitir que siento cierta inseguridad de que las cosas fluyan de la misma manera que ha sido a la distancia. De cualquier manera, la experiencia hasta ahora sigue siendo satisfactoria, aunque sólo sea una fantasía. 

Toda mi vida sexual he tenido el problema de nunca quedar satisfecha, siempre quiero más y más, y el problema es que los hombres una vez que eyaculan, es todo, se acabó la magia; en muchas ocasiones tuve que volver a mi casa a utilizar mi vibrador y terminar de satisfacer mis deseos. Y eso a la larga se vuelve rutinario y sin sentido, yo quiero alguien con el que pueda alcanzar esos límites que nunca he alcanzado. Yo sé que el sexo es una experiencia que va mucho más allá del orgasmo, pero una vez que he alcanzado uno es imposible no querer otro y otro más, generalmente termino tan exhausta que prácticamente he quedado inconsciente después de masturbarme y quedar satisfecha. ¿Será que encontraré a esa persona que me siga el ritmo y ya no tenga que recurrir a mi mejor y más fiel amigo el vibrador a baterías?

Marina Keller