Hace un tiempo me habló Melisa preocupada por su amiga Miriam.

Melisa me seguía desde hacía tiempo porque teníamos un hobby en común y le gustaba mucho ver mis unboxing sobre artesanía. Cuando llevaba un tiempo viendo mis vídeos me escribió por privado para pedirme consejo sobre un producto y nos pusimos a charlar. Entonces me dijo que no veía muchos vídeos de Hauls y cosas así desde que estaba preocupada por su amiga Miriam. Me contó su problema y yo le pedí permiso para contároslo a vosotras (que es como me llegan más de la mitad de las historias que os cuento).

Miriam es una chica de unos 29 años que vivía sola en una pequeña ciudad. Ella estudió marketing y publicidad, pero se quedó en paro hace un tiempo y temía tener que volver a casa de sus padres.

Con sus conocimientos y lo que le gustaban las redes sociales, había pensado en hacerse popular allí haciendo vídeos sobre productos virales. La clave está en hacer o decir algo que sea diferente, que un día toques la tecla adecuada y saltes a la fama y entonces poder hacer un poquito más lo que te de la gana.

Ella creía que ganar seguidores al principio sería sencillo con el boca a boca de sus contactos. Se dio cuenta de que cuando enseñaba ciertos productos, las visualizaciones suben más, que la lista de seguidores aumenta más rápido y empezó a especializarse en cosmética.

Ella creía que así sería más probable que una marca se fijase en ella y le salieran colaboraciones. Creyó que pronto, en cuando tuviera unos miles de seguidores y un puñado de likes la llamarían de Yepoda, pues hay muchísimas influs que colaboran con ellos. Empezó a comprar cosmética coreana (que no es barata en absoluto) y hacer públicos sus skin care cada mañana con sus productos etiquetándolos.

No hubo noticias de Yepoda así que, ofendida, cambió de marca, pero no de estrategia. Perdió bastantes seguidores porque sus vídeos eran siempre iguales y hablaba igual de bien de todas las marcas. Era muy evidente que estaba intentado llamar la atención de las marcas y no del público.

Mientras iba haciendo alguna extra de camarera los fines de semana. Ahí remontó un poco, haciendo algún live al salir de trabajar contando las anécdotas del bar. Pero cuando vio que la cuenta volvía a subir, volvió a empeñarse en hacer hauls. Cada dos días subía un vídeo a Tik Tok sacando de una bolsa decenas de productos que compraba en distintas tiendas. Perfumes, cremas, maquillajes…

Lo que ganaba en el bar le daba justo para pagar el piso, así que se volvió a casa de sus padres, asegurándoles que se haría famosa en redes y se acabarían sus problemas.

Sus padres hace tiempo que no le dejan ni un duro. Tiene todas las tarjetas financiadas porque no puede pagar todo lo que lleva gastado ya, y aun así sigue gastando todo lo que gana en comprar cosas para poder sacarlas de una bolsa ante una cámara a la espera de que el teléfono suene una vez y la saquen del anonimato y despegue como una publicista famosa.

Melisa está muy preocupada porque ve a su amiga obsesionada con algo que no parece que vaya a pasar jamás. Sus padres están muy hartos y ella ha empezado a vender todo lo que va comprando para recuperar algo de pasta, aunque las cremas ya abiertas (obviamente) no tienen mucha salida. Tiene una habitación enana llena de botes abiertos y ni un euro en la cartera.

Entiendo y admiro a quien pelea por un sueño, pero hay que saber cuando el sueño no es viable y cuando no es lógico seguir luchando. Quizá no sea rendirse, sea ser responsable consigo misma la solución.

 

 

Escrito por Luna Purple, basado en una historia real.

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