No hay nada que una madre no haga por su hijo.
Esta historia habla sobre unas cuantas infidelidades, mi ex y su madre que le encubría.
Hace unos cuando años, cometí el error de irme a vivir a casa de mi suegra con el que era mi novio y su hermano. No fue algo planeado, yo buscaba trabajo, ella tenía vacantes en el hotel que dirigía y estaba a un par de horas de mi casa, por lo que me ofreció vivir en la suya durante ese verano. Hasta ahí la cosa fue bien.
No me suelo llevar bien con las suegras (mejor dicho, tengo muy mala suerte), pero con ella era diferente. Conmigo era cariñosa, atenta y siempre me decía que su hijo era un afortunado al tenerme. Si no admito que me sonaba todo un poco a peloteo, mentiría, pero agradecía que fuera amable conmigo.
El trabajo no era fácil, pero me esforcé por dos motivos: no quería que el resto de compañeros me viera como la enchufada y la que no tenía que esforzarse porque la suegra era la jefa, y a ella se la veía muy contenta conmigo.
Unos meses más tarde, empezó a darme turnos raros. Hacía muchas horas y apenas pasaba casa. Su hijo se hacía el indignado cuando le decía que tenía que trabajar, pero siempre me extrañó que no le dijese nada a su madre.
En esa misma época, ella empezó a salir con un chico que había sido su amigo de toda la vida. La verdad es que a todos nos sorprendió que empezaran a intimar, porque ella juraba y perjuraba que nunca estaría con él. El caso es que ya llevaban unos meses saliendo y la notaba rara, no era tan feliz como nos hacía creer.
Un día temprano me llamó para que fuera a la cocina y me la encontré en un mar de lágrimas que no era muy creíble. Me dijo que estaba mal porque se había enterado de que su conquista le era infiel y no sabía cómo gestionarlo. Intenté consolarla y darle ánimos y lo que me mosqueó es que no paraba de decirme: ¿Tú qué harías en mi lugar, le perdonarías? Es que igual la infidelidad es solo sexo y el me sigue queriendo, ¿no crees?
Para estas cosas peco de drástica y no perdonaría una infidelidad por nada del mundo. Mi suegra no paraba de decirme que tendría que escuchar la otra versión de los hechos para saber los motivos y que ella sí que le iba a dar una segunda oportunidad.
Esa tarde, ella salió con su novio al cine, como si no hubiera pasado nada. Desde ese mismo instante, mi novio empezó a ser muy atento conmigo, me hacía regalos sin parar, me preparaba detalles románticos cuando volvía del trabajo, me compraba flores, etc.
Cuando se acabó el verano, volví a casa de mis padres porque empezaba un nuevo curso. A los meses, mi novio me dejó de la noche a la mañana con excusas poco originales que todas conocemos: no es por ti, es por mí. Necesito saber qué busco realmente. Es que no me conozco a mí mismo …
Ella, al enterarse, me llamó y me preguntó cómo estaba y me dijo: yo le había dicho a mi hijo que no valía la pena que te siguiera engañando, era mejor que fuera sincero contigo y que te dijera que llevaba meses con otra.
Como podéis imaginar, se me cayó el alma a los pies y maldije a esa familia como no lo había hecho antes.
En ese instante, até cabos y me di cuenta de que aquel día todo fue un paripé para saber cómo me iba a tomar yo que su hijo me estaba engañando. Es más, até cabos y me di cuenta de que mis turnos raros eran acordes a las citas de su hijo con la otra.
Tuve los cojones de preguntarle directamente si mis sospechas eran ciertas, pero nunca se atrevió a decirme nada. Al fin y al cabo, una madre siempre pondrá a su hijo por delante.