Muchas veces nos dicen nuestras parejas que exageramos, pero llevo meses aguantando unas tonterías que son insoportables.

Llevo saliendo con un chico desde hace unos seis meses. Vivimos en el mismo pueblo y ambos estamos en casa de nuestros porque ahora estudiamos a distancia por todo esto, por lo que nuestra intimidad se ha visto reducida.

Realmente esto es lo de menos, pero lo que realmente me da rabia es la actitud de su madre desde que me conoció.

Nosotros no estudiamos juntos, pero sí que nos conocíamos de vista y por casualidades de la vida nos encontramos en Tinder, nos gustamos y ahí empezó todo.

Cuando me presentó a su madre, noté que me miró de reojo. No puedo decir que no fuera amable, pero yo notaba que no era  sincera.

Luego, empezó a decir que mi ropa era bonita y que le sorprendía que fuera tan moderna. Si lo traducimos a efectos reales, lo que está comentando es que, para ser gorda, visto bien.

Tras varios comentarios así, me di cuenta de que a veces salía en sujetador cuando estábamos viendo la tele, o comentaba que estaba hinchadísima tocándose la barriga inexistente porque es vientre plano o incluso me abre la puerta en toalla diciendo que acaba de salir de la ducha cuando se nota que está totalmente seca.

Se me ocurrió decírselo a mi novio y dice que son paranoias mías, pero no es normal ese comportamiento.

Vale que ella esté en su casa. Pero, ¿es necesario que se pasee en pelotas cuando voy?

Se lo he comentado a varias amigas, pero dicen que no es tan raro que tenga esa confianza con su hijo, puesto que viven solos desde hace muchos años (el padre de mi chico falleció hace años) y al ser hijo único y su madre joven, parecen más hermanos que madre e hijo.

 

¡Más claro que el agua! ¡Lo está haciendo a posta!

Yo no me avergüenzo de mi cuerpo, me pongo la ropa que quiero y a su hijo bien que le gustan mis curvas, así que no hay más que decir.

Pese a esto, no me da envidia que esté delgada, ni que sea joven. Como ella va con tanta confianza, un día le haré lo mismo y saldré en bragas del cuarto de su hijo, a ver si a ella también le parece bien que vaya mostrando mis encantos sin pudor.

¡Ya os contaré cómo queda la cosa!

 

Anónimo.

 

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