Esta es la historia de una traición a toda regla.

Mi adorada e idolatrada suegra tiene la creencia de que las rubias son más guapas. Siempre comenta que son más finas, elegantes y todo les queda bien.

No se trata de  que yo no opine lo mismo, pero tengo claro que no me gusta el pelo rubio para mí porque sé que me queda fatal y ahora lo puedo corroborar.

Hace unas semanas me dijo de que fuéramos juntas a pasar la tarde y a la peluquería, así podríamos hablar y ponernos al día. Me pareció buena idea, siempre nos hemos llevado bien y lo cierto es que yo ya le había dicho que necesitaba un corte de pelo.

Fuimos a su peluquería de siempre. Yo había ido allí con ella en otra ocasión y quedé contenta, por lo que  ni rechisté.

La peluquera me dijo que me vendría bien algo de tinte porque de todo el verano yendo a la playa y piscina se me había descolorido un poco y tenía un tono naranja feo, por lo que yo le dije que sí. Yo di por hecho que iba a ponerme mi color y por eso no pregunté nada.

Mi suegra estaba encanta, no paraba de hacer bromas de que nuestros respectivos amores iban a alucinar al vernos tan guapas. Ahora sé que estaba así porque iba a salirse con la suya.

Mi sorpresa vino cuando la peluquera me lavó el pelo y fue a cortármelo. Yo sin gafas no veo nada, pero veía un reflejo demasiado claro frente al espejo y no me cuadró. Me puse las gafas y ahí estaba yo, como el pelo como Eminem en sus tiempos mozos.

Al ver mi cara y el pollo que le estaba montando a la peluquera, mi suegra soltó:

‘Pero si así estás más guapa. A mi hijo siempre le han gustado las rubias y así nos das a los dos un capricho’

En ese momento miré a la peluquera y le dije: ‘No te pienso pagar por el color ni el corte porque no me has preguntado cómo lo querías’. La chica se acercó a mi oreja y me dijo: ‘yo solo he seguido sus órdenes y te he puesto mi tono de pelo’.

Me dio tanta rabia la manipulación de mi suegra que me fui de allí con el pelo chorreando y sin cortar. Sigo sin hablar de con ella, a pesar de que me ha escrito y llamado varias veces.

Se lo conté a mi novio y no se ha metido en ningún momento, pero mis amigas dicen que mi reacción es muy infantil, y sinceramente, me da exactamente igual. Si no es capaz de respetar una decisión tan tonta como que yo soy quien elige mi color de pelo, vete tú a saber qué hará con otras decisiones que las tengo que tomar solo yo. 

 

Anónimo