Llevábamos doce años juntos cuando, después de mucho meditarlo y planificarlo conjuntamente, me quedé embarazada. Los dos queríamos ser padres y nos pareció que por fin había llegado el momento. No podíamos ni imaginar lo que pasaría, pero, lo que sucedió fue que tener hijos se cargó mi relación de pareja, y te cuento por qué.

Estábamos felices e ilusionados con la llegada de nuestro primer hijo. Bueno, a mí el primer trimestre se me hizo eterno, el segundo pasó en un suspiro y el tercero… no quiero ni recordarlo. Estaba siempre tan cansada e incómoda… No me apetecía ni levantarme de la cama. Es que no podía. Sin embargo, él se encontraba perfectamente. No parecía justo que tuviera que quedarse en casa, ¿verdad? Él siguió saliendo, haciendo vida de soltero, mientras yo me quedaba descansando, porque gestar y crear una personita puede ser agotador.

Tener hijos se cargó mi relación de pareja y te cuento por qué
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A veces me tocaba los huevos que me dejara sola, aunque también creía que le vendría bien disfrutar el tiempo que le quedaba. En cuanto naciera el bebé se le iba a acabar la juerga por una buena temporada.

Y entonces di a luz, y nos fuimos con nuestro chiquitín a casa y… bueno, las cosas no fueron como esperaba. Resulta que eso de criar es bastante duro, sobre todo los primeros meses. Yo no sabía que nos iba a afectar tanto como pareja. Sí como individuos y personas que apenas duermen y están agotados. Pero no sabía que nos iba a hacer tanto daño como pareja. No sabía que él se iba a sentir desplazado por su propio hijo, por ejemplo. ¿Quién iba a pensar que se celaría de él? Es ridículo, pero así era. Cuando no discutíamos por mi supuesta falta de atención hacia él, discutíamos por nuestros diferentes conceptos sobre la crianza.

 

Según él, yo no ayudaba a que se estableciera el vínculo entre ellos. Porque acaparaba al niño. Entre la teta y los brazos y lo de estar con él la mayor parte del día, era mi culpa que el niño lo rechazara cuando intentaba cuidarlo. Como si yo lo hiciera a propósito. Como si no estuviera deseando tener diez minutos para mí. ¿De verdad se creía que me gustaba no disponer ni de un puto segundo de paz? No sé, igual si se levantara alguna vez durante la noche, sería más fácil fortalecer el vínculo. O si cambiara algún que otro pañal sin tener que pedírselo. O intentara calmarlo cuando lloraba durante horas sin ningún motivo aparente.

Es que él no sabía hacerlo porque yo lo acaparaba y lo malcriaba. Además de que él trabajaba, necesitaba dormir. Al contrario que yo, que me pasaba todo el día en casa sola con el bebé, ‘sin hacer nada’.

Tener hijos se cargó mi relación de pareja y te cuento por qué
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Sin. Hacer. Nada.

¿Perdón? Pues sí.

También me decía que las hormonas me habían convertido en una histérica insoportable. Y yo le creía. Le creí hasta que me incorporé al trabajo. Ya no había excusas. Ahí alguien se había negado a aceptar los cambios inherentes a la llegada de un bebé al hogar, y no era yo.

Yo hacía lo mío y lo nuestro, mi carga mental había aumentado… yo qué sé, un 30000 %. La suya… apenas nada. Como yo había acaparado a nuestro hijo y todas las responsabilidades del hogar, él podía seguir haciendo su vida como antes.

De repente todo eran discusiones, reproches, prácticamente cero intimidad y menos mil comunicación.

Y, aún así, concebimos otro bebé.

Nos divorciamos antes de su primer cumpleaños. Porque me cansé de esperar a que asumiera su condición de padre, porque nada cambió para él y porque para estar tan sola como me sentía yo, prefería estar sola de verdad. Aunque es posible que él te contara otra versión totalmente diferente.

 

Anónimo

 

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