El día que me equivoqué de cita Tinder

En Tinder se ve de todo, eso ya lo sabemos, pero esto que os voy a contar no creo que pase todos los días.

La historia empezó como tantas otras: chica hace match a chico, chico devuelve match, todo ok todo guay por chat y te pasas a WhatsApp porque la cosa promete. Cuando guardé su contacto lo llamé Javi Tinder. Quizá suene impersonal, pero a ver, en ese momento no tenía datos suficientes de él como para poner otra cosa ni éramos nada, ni amigos siquiera. De toda la vida he clasificado mis contactos por cómo los he conocido, tipo “Ana Clase” o “Laura Trabajo”, soy muy básica, me sorprende esa gente tan ingeniosa que guarda a sus contactos con un mote o un emoji, rollo “Paco (emoji de coche)” y ya saben que es el señor del taller. 

En fin, que con Javi Tinder hablé varios días y muy bien. Después nos pasamos como dos o tres días que ninguno nos escribimos. Yo estaba muy liada con el máster así que ni tuve tiempo de emparanoiarme pensando si había perdido el interés o si la cosa seguía prometiendo. 

Total, que como después de tres días tenía WhatsApp colapsado y yo soy muy vaga, en vez de bajar hasta encontrar su chat lo busqué en la herramienta de buscar. Me quedé un poco sorprendida al entrar y ver que tenía otra foto de perfil. Se había cambiado la suya y tenía la de un gato. Pero a ver, ¿a quién no le gustan los animales? No me pareció raro. Lo que no entendía era por qué tenía el chat vacío.

Mi móvil en aquella época estaba en las últimas: no me reproducía los vídeos, llamaba a contactos aleatorios sin yo pulsar nada, me borraba conversaciones… por eso no vi que tuviera mayor trascendencia que Javi Tinder, de repente, ya no luciera como un intrépido excursionista en su perfil y que nuestra última conversación hubiera muerto en la nube para siempre. 

Le hablé de forma clara y directa, porque no me gusta andarme con tonterías: “¡Hola! Llevo unos días de locura por culpa del máster, ¿te apetece que quedemos este finde?” a lo que Javi Tinder me respondió: “Hola, perdida. Sí, por mí sí. ¿El sábado a las ocho?” Ea, pues ya estaría.

Ese sábado me arreglé y salí emocionada porque por fin iba a conocer en persona a Javi Tinder. Llegué al bar un poco pronto y cogí mesa. Me pedí una caña en lo que llegaba y así templar un poco los nervios. Cada pocos minutos, miraba hacia la puerta esperando a que entrara un chico alto, con pelo castaño muy cortito, piercings… y nada, que Javi Tinder no llegaba. Pasaron casi quince minutos y como seguía sin novedad pensé que me habría dado plantón. Justo cuando le hice un gesto al camarero para que me trajera la cuenta, alguien me saludó por la espalda. 

No, no era Javi Tinder… ¿o sí?

“Hola, perdona el retraso es que he cogido atasco porque no vengo de mi casa, sino de un cumpleaños de un amigo…” El chico que se estaba sentado delante de mí no era el que yo esperaba. No era tan alto, tenía el pelo ligeramente ondulado, los ojos claros y no tenía piercings… ¡Era otro chico de Tinder! 

En cuestión de segundos traté de poner orden en mi cabeza porque no tenía claro qué estaba ocurriendo y no quería ser maleducada con el chico. Todo apuntaba a que había sido una cagada por mi parte, pero estoy segura de que cuando me encontró debía de tener la cara de aquella señora que fue al Diario de Patricia y se quedó: “Pero… ¿usted quién es?”

Menos mal que no tardé mucho en recomponer todo lo sucedido en mi cabeza mientras el chico seguía excusándose por su retraso. Este no era mi Javi Tinder de aquella semana sino OTRO JAVI TINDER de hacía un par de meses. Habíamos hablado un poco, pero como no me terminaba de rematar, y supuse que yo a él tampoco, lo dejé ahí, sin más. La mala pata fue que guardé los dos contactos con el mismo nombre, porque no recordaba tener ya un Javi Tinder y al buscarlo solo me salió ese. Esto último puede deberse a que el otro me había bloqueado (a esto lo llamo yo un ghosting prematuro), aunque hay quien dice que sí debería aparecerme el contacto. 

No sé, el caso es que si me había bloqueado no merecía la pena y mi móvil medio escacharrado hizo su magia al ponerme en bandeja al otro Javi Tinder con el que me lo pasé realmente bien aquella noche.

Ele Mandarina