Esta es la historia de cómo la que pudo ser la peor cita de mi vida acabó en… vamos poco a poco.

Quedé con Fer tras varias citas desastrosas y preparada para que la suya fuera también mal. Os cuento esto para que entendáis cómo enfrenté lo que viene a continuación.

Tras un par de días hablando por la app (Adopta, por si os interesa), quedamos para tomar unos vinos por su barrio y conocernos más. La verdad es que ni habíamos cerdeado ni nos habíamos prometido nada. Era una cita sin pretensiones de dos personas que se han gustado por foto y quieren conocerse a ver qué pasa.

La conversación fluyó desde el principio y cuando cerró el bar en el que estábamos me propuso ir a su casa y añadió: ‘no pienses mal, es que estoy muy a gusto charlando contigo pero tampoco tiene por qué pasar nada más‘.

Supongo que en realidad ya se estaba justificando antes de tiempo.

Ya en su casa, abrimos otra botellita y seguimos contándonos la vida. De batalla en batalla acabamos hablando de su ex con la que ¡SORPRESA! había cortado hace solo un mes. Ahí ya supe que el follar no iba a pasar, pero el chaval me caía realmente bien y me quedé a escuchar cómo tener estas citas le estaba haciendo sentir que todavía la quería y que quizás se había precipitado dejándola.

Lejos de enfadarme la situación me enterneció, y en comparación con las citas chungas que había tenido al menos supe que de aquel momento seguramente me llevaría un amigo, y así fue. Esa noche conectamos y seguimos quedando para contarnos las penas, incluso cuando él volvió con su ex a la que me presentó (aunque nunca le dijo cómo nos habíamos conocido mejeje). De hecho yo me tiré un par de meses animándole a que lo intentara y volviera con ella, y finalmente lo hizo.

Y en una de esas kedadas se vino también un amigo suyo de toda la vida. Sí, ya os estáis oliendo por donde va la cosa… Ricardo, así se llama mi amor.

Porque esa noche nos besamos por primera vez mientras Fer y su chica aplaudían de fondo y desde entonces no nos hemos separado. Esto sucedió hace ya casi dos años y el mes que viene nos vamos a vivir juntos.

Y sí, esto tiene moraleja como los cuentos.

Por muchas citas fallidas, por muchas ranas que te toque besar, de verdad que nunca sabes donde va a estar tu persona. Quizás no esté directamente en la app, pero sí muy cerca, y la estás dejando escapar solo por no se capaz de ver más allá.

Vive, conecta con las personas, déjate llevar.

Os quiero.

Y a ti, Fer, gracias ;)

Katuxa.

 

Envía tus historias a [email protected]