Tengo una amiga que siempre dice que me fijo en los chicos según su profesión.

He pasado de sentirme atraída por informáticos, músicos, o fuerzas del estado a pirrarme por los repartidores de Amazon. Todo esto tiene explicación.

Hace un par de meses, conocí a un chico increíble por Tinder. Si digo que es guapo, me quedo corta. Si digo que es simpático, no hago justicia a todo lo que me ha hecho reír y si comento  que me gustó desde el minuto cero, no exagero.

Hablábamos muchísimo por WhatsApp e incluso hemos tenido más de un escarceo amoroso a distancia. Si no hemos quedado antes es porque ambos teníamos turnos de mierda y era difícil concretar cuándo quedar. Lo curioso es que no nos hemos dicho a qué nos dedicamos, pero es normal que hayan trabajos en los que no puedes ni respirar.

La casualidad a veces es una gran aliada y en mi caso lo ha sido así.

El otro día vino a mi casa el repartidor de Amazon, y salí con la peor de mis pintas a coger el paquete. Solo le pude ver los ojos, pero se notaba que estaba buenísimo. Lo curioso es que su voz me sonaba, pero no le di importancia.

Al cabo de unos días, vino el mismo chico y pensé lo mismo. En mi mente era una constante de ‘me suena, me suena, me suena’. Pero nada, solo era un buen mozo más que me alegraba la vista.

Al día siguiente por la tarde me vuelve a tocar al timbre el repartidor y yo salí sin la mascarilla porque soy una despistada de la vida. Cuando me vio, gritó mi nombre sorprendido y me cogió de la mano. 

Casi salgo corriendo y él me lo notó, pero entonces se quitó la mascarilla y me dijo ‘soy tu cita de todas las noches.’

cara sorpresa

En ese momento mis bragas se cayeron al suelo y a día de hoy las sigo buscando. ¡Gracias karma, gracias destino, gracias a quien le tenga que dar las gracias!

Por si fuera poco, me dijo que podía tomarse un descanso, así que ni me lo pensé dos veces y le dejé que me entregase el paquete por todo lo alto. En la encuesta tras el reparto me faltaron estrellas para puntuar la situación. 

Ni te imaginas la de compras que estoy haciendo últimamente solo por volver a verle. Ya le he dicho que tenemos que hacer lo posible por quedar, porque el destino ha querido que coincidiésemos, pero no puedo dejarme el sueldo solo por tener una entrega personalizada.

Aún así yo sigo comprando por si acaso. Solo espero que no me cambien el repartidor, porque entonces me harán una desgraciada.