Es que aún estoy que no me lo creo, mis amigas llevan desde el fin de semana pasado riéndose de mí, hay más memes de taxistas en nuestro grupo de WhatsApp que fotos de papadas Y YA ES DECIR. 

La semana pasada tuve mi primera cita tinder post-pandemia, estoy un poco oxidada y eso, pero yo qué sé, me creía que esto era como montar en bici, pero nada más lejos de la realidad, aquello fue como la primera clase de spining a la que vas en tu vida que luego tienes pa una semana de agujetas.

Pues llevaba yo ya como dos semanas por la app dando vueltas y haciendo el canelo, a mí me gusta mucho hablar antes de quedar en persona, no soy de las de ‘no me gusta hablar por aquí, prefiero una cerveza’ porque me gusta asegurarme de que con quien me vaya a sentar en un lugar público no sea un completo subnormal. Pero este me pilló desprevenida y sin planes.

Viernes, dos de la tarde, a punto de salir de la oficina, match tonto, fotos interesantes, buena descripción, me habla:

‘Oye, esto te puede sonar muy raro, pero esta tarde iba a ir con un colega al autocine a ver expediente Warren, me acaba de dejar tirado y me apetece muchísimo ir, pero me da palo ir solo, ¿te apetece?’

¿Película de miedo en el autocine de Madrid al que llevo queriendo ir desde que vi la primera foto que alguien subió a instagram? Sí, por favor. Así que nada, a lo loco me fui con un desconocido al cine y tengo que decir que era la cita perfecta. Me recogió, en un punto medio con el coche, estuvimos escuchando música de camino al cine, cenamos algo antes de la peli, nos bebimos un tinto de verano, vimos una película de miedo y luego me llevó hasta mi barrio. Si llega a salir bien podría haber sido LA NOCHE DE MI VIDA. No fue el caso. 

Estoy yo ahí esperando en la para del autobús a que llegue cuando de repente veo un taxi que pita, evidentemente yo lo ignoro y me empieza a sonar el móvil, me dice que me tiene delante que por qué no subo, le digo que no veo su coche y me dice que es el taxi que tengo enfrente. Tuve shock, no os voy a mentir, nunca antes había conocido a un taxista fuera de su horario laboral.

La primera impresión no fue buena, las fotos que había subido distaban MUCHO con la realidad, pero bueno, una aquí es body positive y sabe de primera mano que lo interesante no está por fuera, lo que no quita que me toque el coño que me mientan. Pero bueno, lo pasé por alto. También pasé por alto que se dedicara a poner sin parar todas las canciones que mi ex ponía a todas horas en el coche. Sé que no hay que juzgar, pero en cuanto un señor no sabe salir de Extremoduro, Marea y la Fuga a mí se me encienden las alarmas de PELIGRO, no lo puedo evitar.

Llegamos al sitio, precioso, como él pagó las entradas yo lo invité a cenar. Pedimos unos nachos y unas hamburguesas, yo aún no sabía que me iba a enfrentar a una de las peores citas de mi vida. Yo no sé si fue el tinto de verano que se bebió o qué, PERO NO SE CALLABA. Me habló de TODAS sus ex (las tres) con pelos y señales, todas estaban locas (qué sorpresa), me habló de fútbol (ahí casi me pego tiro), me habló de la comunión de su primo (?), del trabajo de sus padres y de cómo en la universidad todo el mundo le odiaba porque él era un tío sincero, no se callaba las verdades y odiaba a la peña bien queda.

Yo sentada delante, escuchando el monólogo que me hizo hasta creer que la Chocita del Loro no estaba tan mal. Pensando en cómo podía huir de allí y llegando a la conclusión de que no podía, que estábamos en un autocine donde Cristo perdió la chancla, pero autoconvenciendome de que no pasaba nada porque en cuanto empezara la película se callaría. Ahí estaba yo, abstraída con mi miseria cuando me doy cuenta de que me toca la mano por encima de la mesa, lo miro en plan ‘ola k ase’ y me dice que soy preciosa, que es increíble lo a gusto que está conmigo, que hacía mucho tiempo que no se abría así con nadie y que tengo los ojos más bonitos que ha visto en su vida.

No sé si habéis visto o ido al autocine de Madrid, pero allí tienen un coche de los cazafantasmas y estuve a punto de cogerle de la mano, llevarle hasta él, abrirle la puerta y decirle que se metiera dentro. 

Se termina (por fin) la cena y vamos al coche, a mi me FLIPAN las películas de miedo, he visto TODAS las de Expediente Warren y lo que más me flipa de las películas de miedo es pasarlo mal, pues bien, en esta tuve que fingir TODO el rato entereza y fortaleza para que no se le ocurriera tocarme. ¿Vosotras sabéis que es pasarlo MAL viendo una película de miedo y fingir que a ti no te asusta, no taparte los ojos y no gritar con cada susto?

Termina la película, enciende el coche, yo ya me quería morir después del esfuerzo titánico de dejar de existir durante cuatro horas cuando el chico arranca y me dice ‘bueno qué, cómo te lo has pasado, ¿vamos el fin de semana que viene a un scape room?’

Le dije que el fin de semana que viene me venía mal, me contestó que puntuara la cita del 1 al 10, intentando ser sincera y no hiriente le dije que el plan había estado guay, pero que tampoco había sentido mucha química. Error 404, desaté al kraken.

Me miró con cara de oler a mierda y me preguntó que si en serio no había notado la conexión, le dije que no, que era muy majo y eso, pero que igual no me planteaba repetir como tal, que algún día si eso una cerve como amigos pero ya. ¿Su respuesta? Encender el taxímentro y decirme: ‘yo pagué el viaje para venir, ahora pagas tú el de vuelta’.

Veintitrés euros que le di. Un billete de veinte y tres monedas de euro. Me salió la cita de los cojones por 50€ y no pude ni pasar miedo a gusto, NUNCA MÁS.

 

Anónimo

 

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