Hola amigas de WLS, vengo a dejar mi historia por escrito por si me entran ganas de bajarme el Tinder de nuevo entre tanta abstinencia pandémica, pueda recordar lo mal que me va con los tíos y se me quiten las ganas. Lo que os voy a contar me pasó en enero del año pasado cuando aún se podía folletear libremente como conejillos y no tenías que hacerte una PCR para poder mojar el churro.

Yo estaba buscando algún chaval majo y guapete que me diese lo mío y lo de mi prima y si la cosa fluía y estábamos guay, pues quedar de vez en cuando para echar nuestras canillas al aire, birrear y lo que surgiera, pero siempre de buen rollo.

Y en eso estaba cuando hice match con Marcos. No era el amor de mi vida ni me iba a hipotecar con él en un adosado pero la verdad es que me hacía reír y era un poco monguer como yo, así que hasta ahí todo guay.

Quedamos para ir al VIPS y luego a tomarnos unas cerves y así romper el hielo porque hasta ese momento sólo habíamos hablado- y cerdeado a tope- por WhatsApp. En la cena nos lo pasamos genial aunque me miró un poco raro cuando me pedí una hamburguesa y es verdad que no le acaba de coger el punto al muchacho.

En las cervezas tengo que decir que la cosa fluyó más y empezamos a guarrear como dos babuinos en celo. Yo ya me estaba viendo ensartada como un pinchito moruno y las ganas empezaban a ser evidentes en el ambiente.

Whatsapp

Llevábamos un par de jarras encima de cerveza y estábamos dando un poco el cante, así que se me ocurrió escribirle por WhatsApp todas las cosas que quería que me hiciera. Estuvimos así un buen rato entre jijis y jajas cuando me llega otro mensaje de él que pone:

“No creo que se me levante con lo gorda que está, pfff espero que al menos la chupe bien”

Whatsapp

Mi cara era un poema, la verdad.  Me dio toda la bajona y si os soy sincera, en ese momento sólo quería esconderme del mundo con mi pijama, mi cama y Netflix pero antes muerta que dejar que un subnormal de tres al cuarto me jodiera toda la confianza que me había costa todo tanto conseguir ( ya os digo que mi psicóloga no cobra precisamente en chuches)  y le dejé muy claro que esta gorda era demasiada mujer para él y qué más le valía aprender a chuparse el calipo él solito.

FDO: La gorda de los Whatsapp.

 

Envía tus historias a [email protected]