Os aseguro que apenas estoy empezando a escribir esta historia y ya me estoy descojonando de la risa jajajajaja. Es que cuando me la contó mi mejor amiga no solo me reí sino que tuvo que enseñarme pruebas porque no me lo creía jaja.

Y todo comenzó cuando un día fui a su casa y me la encontré super limpia, algo fuera de lo normal teniendo en cuenta el compañero que tenía: desorganizado, poco limpio y un completo desastre. Le pregunté “¿y esto?” y me respondió con otra pregunta: “¿quieres saber cómo lograr que mi compañero de piso limpie?”, me dijo tocando sutilmente el asiento de al lado en el sofá para que me sentase a oír su historia.

Tras varios meses de convivencia, mi amiga se dio cuenta de que su compañero de piso, aunque buenísima persona, era un completo desorden andante. Ropa tirada por todos lados, ya fuera sucia o limpia, cables de la Play tan largos y sueltos que podía saltar a la comba, fregado nunca recogido… en fin, esas cosas. Pero se percató de otro detalle muy interesante. Cuando llegaba a casa del trabajo y se encontraba la casa prácticamente limpia, daba la casualidad de que había una chica con él. Estaba claro que su compañero de piso no quería que ningún ligue viese la casa hecha toda una porquería, y dio con la clave. SE LE ENCENDIÓ UNA BOMBILLA.

Por supuesto, le había pedido una y mil veces que limpiase la casa, o que al menos la recogiera, pero por más que lo intentaba, siempre quedaba fatal y parecía que no había hecho nada de lo que le había pedido, a menos que tuviera la oportunidad de tener sexo en ese piso con alguna chica. Entonces sí que se ponía manos a la obra para dejar el piso impoluto. Pero claro, no iba a esperar cada semana a que consiguiera un ligue nuevo para poder ver su casa limpita. E ideó un plan.

Como sabía que su compañero de piso estaba en Tinder, se creó un perfil falso y empezó a conversar con él. Estuvieron hablando durante un par de ocasiones para “conocerse un poco más” hasta que mi amiga le dijo de quedar. Al salir del trabajo, comprobó si su plan funcionaría y… TA TA TA CHÁN… Cuando llegó a su piso estaba como una patena. Había limpiado todo, que casualidad, justo el día que había quedado con él (sin que él supiera que era ella la que se hacía pasar por la chica de Tinder).

Le escribió comentándole que al final no podría quedar pero que lo dejarían para otro día. Y volvió a hacerlo. Le dijo de tomar algo el siguiente miércoles y ese mismo día, cuando subió a su piso al salir de trabajar a las 19:00h su piso estaba impoluto jajaja. Obviamente tuvo que escribirle de nuevo para decirle que no iban a poder verse. 

Como es normal, le pregunté si no le daba pena lo que le estaba haciendo al chaval, pobrecito. Me comentó que al cabo de unas semanas se lo contó todo a su compañero de piso, para que no siguiera esperando a la chica de Tinder y he de decir que chapó. Su compañero de piso se lo tomó muy bien, se descojonó por la idea que había tenido y le prometió que limpiaría el piso siempre que pudiese, sin necesidad de esperar a que ninguna chica subiera para tenerlo limpio.