A lo largo de mi vida he vivido ya suficientes cumpleaños y navidades como para tener claro una cosa: Hay tipos de regalo.

O mejor dicho, hay tipos de personas que hacen regalos.

  • Los primeros son los de «las normas»: Ponen presupuesto mínimo y máximo (para no gastarse mucho o para que todos se gasten lo mismo, da igual) y después vienen con otras «cositas»: Nada de vales, nada de manualidades, nada de «esto» porque ya tiene demasiado. También se les conoce como los organizadores de los amigos invisibles y perseguidores natos del grupo para que todo el mundo partícipe. Los años que han tocado manualidades no le ha gustado nada; se lo curraron un montón y a les regalaron una mierda.

 

  • Después tenemos a los «despistados» o los que le gusta vivir al límite. Son los que se les olvida el cumpleaños o el aniversario de pareja y acaban comprando lo primero que se les ocurre. Aquellos que hacen las compras de Navidad el día 23 o 24 al salir del trabajo. Con ellos todo es una lotería, ya que el resultado irá en función de la inspiración (o bajo nivel de estrés) que sienta mientras haga la compra: No es lo mismo comprar algo con cabeza, a comprar algo con prisa. Algunas veces es una pasada, otras veces acaba siendo un desastre. Por suerte guardan TODOS los tiquetes, por si quieres cambiarlo.

 

  • Ahora vienen los que «se pasan tres pueblos». Dos meses antes de entregar el regalo ya están planeando meticulosamente hasta el mínimo detalle. Viven esperando ese momento del año. Son los que al abrir su regalo te hacen sentir culpables al pensar en lo que les regalaste tú. Puede que se gasten sus ahorros en regalarte una moto, un viaje con todos los gastos pagados, o el tatuaje que tanto esperabas hacerte. Existen pocas personas así, pero están en algún lugar. Si encuentras una, cuídala y dale amor. Es todo lo que pide a cambio.

regalos

  • Los de «pensaba que te gustaría». Son indecisos de nacimiento, por lo que el hecho de superar estas fechas ya es suficiente mal trago. Nunca saben qué regalar. Acaban pensando en mil opciones distintas, dándole mil vueltas al asunto durante días, y regalándole el peor de todos. En su cabeza es la mejor idea que han tenido, pero tú en tu corazón sabes que no te gusta un carajo. Estos son los más difíciles a la hora de sobrellevar festividades, así que os recomiendo darle una lista exacta de lo que queréis y ahorraros el disgusto (así hacemos en casa).

 

  • Y por último llegan los de «todo compartido». Regalan masajes de pareja o vales para una cata de vino para un grupo de cuatro (y se incluyen en el plan). No focalizan en la persona sino que tiran más para el conjunto. Y si pueden sacar tajada mejor. Si tienes a alguien así en la familia los localizarás rápido: Esos que proponen ir de fin de semana todos juntos, o que prefieren ir a comer a un buen restaurante para su cumpleaños sin que les regalen nada. Quieren tiempo y buenos recuerdos, no quieren dinero de por medio.

 

Si has llegado hasta aquí estoy segura de que tienes todavía a alguien que no se incluye en ningún grupo en el tintero (ya sea en el trabajo, familia, o tu pareja). Lo bueno no es clasificar al resto, sino ubicarse a una misma. Me encantaría decir que soy del primero o tercer grupo, pero la verdad es que siempre he sido del segundo y cuarto.

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Un puto desastre. He llegado a regalarle la misma caja de joyas a mi madre dos navidades seguidas. Ella las usa, porque le van bien, pero cuando me di cuenta no sabía dónde meterme.

 

Lo que lleva a admitir que con el tiempo soy de las que en su cumpleaños prefieren pasar el tiempo con mis seres queridos, y así tener un buen recuerdo del momento. Y cuando me toca hacer regalos a mí, confieso que directamente pregunto qué es lo que quieren. No hay sorpresas, lo sé. Pero tampoco hay decepciones.

 

Y tú, ¿de quién eres?

 

MOREIONA