Las películas suelen ser ficción, al menos el noventa por ciento de ellas, pero cada tanto, nos encontramos con algún diálogo, detalle o escena, que es bastante real. Y si esa particularidad se repite en varias películas, es probable que sea más que simple ficción, y traspase la pantalla.

 Hace poco me di cuenta de que cierta situación se repite de forma constante en las películas y ¡sorpresa, sorpresa!: me pasó tal cual. A mí y a mis amigas también. 

Llegué a la conclusión de que tal como nos muestra el séptimo arte, según la gran mayoría de nosotras (quienes depositamos la orina en la barra de plástico) las pruebas de embarazo están defectuosas. Así lo reflejan también las series: la pobre mujer se queda mirando la pequeña barrita como si con el tiempo suficiente, lo que ahí se muestra pudiese cambiar. 

O parece confundida, cuando en realidad no hay más opciones además de las obvias: una línea: negativo; dos líneas: positivo. O aún más claro, y no hay que ser bilingüe para entenderlo: “pregnant”, o “not pregnant”.

Es difícil creer que ante semejante falta de ambigüedad, aún las mujeres, producto de los nervios, pánico o en el menos común de los casos, entusiasmo, cuestionamos el resultado con terquedad en, repito, el noventa por ciento de las veces (estadística no oficial, que puede que sea una inferencia de mi parte, basándome en TV y experiencias personales). 

Porque también me pasó, cuando tomé mi primera prueba de embarazo, no había terminado de subirme las bragas cuando las dos líneas se marcaron, revelando un positivo. Se supone que tarda 2 minutos en reaccionar el químico que va a anunciarte si puedes despedirte de tu vida como la conoces. Pero en mi caso tardó dos segundos en marcar las líneas: gruesas y a full color. La obvia conclusión: “estoy súper embarazada porque esta cosa ni siquiera de detuvo a pensarlo”.

 La mía, producto de la emoción que me atrevo a reconocer como pánico, fue: “esta prueba está mala”.

Suena ilógico ¿Verdad? Lo admito, pero fue lo que pensé. Y recuerdo que me senté, coloqué la barra plástica a mi lado, y cronometré los dos minutos que se suponía iba a tardar el resultado… Y si creen saber qué pasó, pues adivinaron, ninguna de las líneas desapareció, la prueba estaba buena, y yo súper embarazada, y así me lo confirmó el doctor que visité al día siguiente y las 30 pruebas más que me hice, por si también estaban mal.

En la película de Bridget Jones, Bridget y su amiga agitan la prueba, atentas a si al resultado cambia, pero hemos visto de todo: como la chica compra varias pruebas de varias marcas, o un caso célebre de una serie que me encantaba. La protagonista desconfió del resultado ya que había hecho pis en la barra antes de que saliera el sol (su lógica fue más cuestionable que la mía) pero el punto al cuál quiero llegar es que estoy convencida de que sin importar tu estado civil, económico, e incluso mental, es cien por ciento normal cuestionar lo que revela esa pequeña barrita, ya que va a cambiar el cien por ciento de tu vida (y ese dato si que no es inferencia mía). 

 

Firma: Danellys Almarza.