Buenas, vengo a explicar lo que me pasa porque en mi círculo no hay otras mamás y siento que ni siquiera mi pareja me entiende del todo y a ver si alguien me puede dar un consejo o compartir su experiencia.
Mi hija tiene dos años y medio y hasta ahora le he dado teta. Los inicios fueron muy difíciles, ambas peleamos muchísimo durante tres meses y aquí estamos. Desde entonces, todo ha sido muy natural, nunca ahe dudado de darle la teta. Me gustaba compartir con ella esa cercanía y a ella, por supuesto, también. Todo parecía muy fácil hasta que hace unos meses empezó a haber momentos en que de repente, me invadía una sensación de desagrado, como si me estuviera lamiendo el pezón. Le preguntaba qué hacía y le pedía que dejara de hacerlo, que me era muy incómodo. Ella me miraba con cara de no saber de qué le hablaba y a mí se me pasaba esa sensación después de decirle eso. No caí en lo que era hasta hace tres semanas.
Desde que recuperé la regla, en cada ovulación sentía mucha sensibilidad en el pezón, casi dolor mientras ella mamaba, lo cual sin embargo, podía sobrellevar sin problemas pero esta sensación repentina e intensa era diferente. No había dolor en sí. Era un poco como si después de tanto tiempo de lactancia en el que mis tetas estaban en modo mamá, este se hubiese apagado y mis pezones volvieran a ser una zona erógena. Cada vez que ella movía la lengua, sentía un hormigueo y un tironeo en el pecho que me ponía los pelos de punta. La sensación era tan desagradable que no podía evitar desear parar como fuera, alejar a mí pequeña de mí si hiciese falta. Estuve unos días angustiada sin entender nada y entonces recordé que había leído sobre este tema una vez sin darle mucha importancia ni credibilidad si quiera. Pues me ha tocado.
Esa primera vez más intensa fue durante la menstruación el pasado mes y pensé que podía volver este mes. No obstante, no he tenido tanta suerte y ha venido ya con la ovulación. Al final es una sensación casi diaria y muy, muy desagradable que me empuja a buscar el fin de la toma o la evitación total. Y obviamente a mi hija eso no le gusta nada, ni siquiera me gusta a mí, que hasta ahora había disfrutado de este tiempo juntas pero como comprenderéis, me resulta superdesagradable.
En este punto, me he planteado eliminar y delimitar tomas. Al principio fue bien, le podía dar un par de minutos y después le pedía que parara porque me dolía (me parece demasiado complicado explicarle todo) o le decía que contaría hasta diez y después quería que parara. Y lo hacía. Pensé que así podría salvar nuestro momento teta por un tiempo. Pero después de dos o tres días, que no le da la gana. No hay manera de que me suelte y no lo soporto, termino por sacarle la teta de la boca mientras ella grita y patalea «TETAAAA» y las dos lloramos. Yo quisiera darle lo que quiere, me encantaría volver a estar como antes pero mi cuerpo tiene otros planes. Así no puedo seguir.
Por eso y aunque me duele mucho, me he planteado un destete nocturno en principio, ya que de día toma de todas formas mama menos y entre mi trabajo y tal, sorteamos algunas horas. Ya que la anterior estrategia no funcionó más, intenté explicarle que por la noche no habrá más teta. Voy con ella a la cama y hacemos teta un rato con la luz encendida, yo sentada, ella sobre mi regazo. Hablamos un poco, ella está feliz con su teta y yo, curiosamente, apenas siento ese malestar tan profundo. Ha pasado a ser mi momento favorito del día. Entonces, aunque nunca me ha gustado hablar así, le digo que la teta se va a ir a dormir hasta mañana cuando salga el sol. Parece que le hace gracia la idea. Le explico que de noche ya no hay teta, que tiene que descansar. Ella le da las buenas noches y un beso y nos dormimos abrazadas. Genial, ¿no? Pues no. A las 2 de la mañana, lo más tardar, se levanta pidiendo teta y nada la saca de ahí. Grita desesperada, llora, patalea, no hay abrazos que valgan porque no me deja tocarla. Y yo ya estoy hasta medio enfadada con mi marido que duerme al lado con sus tapones y ni reacciona y yo ya no sé qué hacer, tampoco sé qué quiero que haga pero me siento tan sumamente sola, desesperada y mala por quitarle a mi hija algo que quiere tanto… Que yo también lloro y ahora mismo lo veo todo muy negro.
Le estoy haciendo un cuento con fotos de nuestra lactancia, para explicarle lo que hemos disfrutado estos dos años y medio pero que ahora a mamá le duele y que vamos a encontrar otras cosas que hacer juntas. Destetar nunca pasó por mi mente, pensaba que sería una de esas niñas que maman hasta que ellas deciden o se les olvida a los cuatro o cinco años y ahora me veo en la necesidad de acabar con esta relación lo antes posible, aunque quisiera seguir…
No sé si podéis ayudarme, darme algún consejo, contarme si os ha pasado. Me siento casi como en el postparto, sola, perdida, incomprendida.
Un saludo.