Hola. Me apetece escribir sobre lo que me ha pasado en los dos últimos años como terapia de cierre de etapa y también para que si alguien se está planteando la posibilidad de emprender con un buen amigo o amiga sepa que no es buena idea.
Mi amiga y yo éramos uña y carne desde el instituto. Estudiamos nuestras carreras y después desarrollamos durante 7 años nuestra carrera profesional en el mismo sector. Yo dejé de trabajar justo antes de la pandemia porque la responsabilidad del puesto que tenía me había sobrepasado y necesitaba un parar y reflexionar. Después vino la pandemia, mi embarazo y el nacimiento de mi hija. A los 7 meses de ésto último se me acabó el paro y decidí que tenía que volver a trabajar, pero con mi hija imposible conciliar una vuelta a mis horarios antiguos así que empecé a plantearme la idea de desarrollar mi actividad como autónoma.
Entre tanto mi amiga había seguido trabajando para empresa y estaba hasta las narices. Así que hablamos de que lo dejara y hiciéramos sociedad para desarrollarnos en un sector que conocíamos y que se nos daba muy bien. No veíamos nada más que todo lo bueno que podía venir por delante. Spoiler: desastre total.
La cosa es que desde el primer momento mi compromiso y resultados fueron muy superiores al suyo, pero el pacto económico al que habíamos llegado hacía que las ganancias se repartieron casi a la mitad. Con lo que mi sensación a los 6 meses fue: me estoy matando a trabajar, a conseguir clientes, a hacer todo el cierre comercial y legal y tú no me coges el teléfono hasta las 13:00 de la tarde NUNCA porque sé que estás durmiendo o haciendo cualquier plan que nada tiene que ver con el trabajo.
A los seis meses encare una conversación que me costó mucho en la que le expliqué cómo me sentía y hablamos de un reparto económico más proporcionado con las tareas. Lo hice pensando que así se esforzaría más, pero para nada. De repente me di cuenta que cada día estaba más enfadada y que estaba empezando a replantearme hasta la amistad.
No podía entender que yo con mi hija estuviera echando más horas que una imbecil y ella nada de nada. Sólo poner la mano para cobrar y quejarse cuando le pedía hacer algún día alguna tarea porque mi hija estuviera enferma o porque no pudiera nadie quedarse con ella por la tarde. Me vi año y medio haciendo encaje de bolillos para compaginar todo mientras mi socia y amiga dormía, salía de fiesta y hacía deporte. No podía creer que esa persona fuera la misma amiga. Me generó una ansiedad tal que empecé hasta a tener problemas de salud.
Así que decidí volver a hablar con ella para partir peras. Antes ya había intentado hablar con ella, pero jamás reconocía su falta de implicación ni de trabajo. Así que encare conversación final echándome la culpa a mí por no saber trabajar en equipo y diciendo que era todo culpa mía porque no había sabido separar trabajo de amistad. Y ella se quedó muy sorprendida y me dijo que me había pasado desde el principio. No reconoció nada y dejó que la sensación del fracaso de la sociedad fuera sólo mío. ¡Manda narices! Eso me dolió porque hemos estado cobrando dos años mucho dinero (el último año 70% 30% de ganancias y el primer año 55% 45% )gracias a mi trabajo ( y no es una sensación. Todos los clientes los he aportado yo y todos los proyectos los he gestionado y cerrado yo) y no puedo entender que ella pueda verlo de otra manera.
Tengo que resaltar que en este tiempo además nuestra amistad estaba claramente tocada porque ya no hablábamos de nada personal. Yo veía que ella podía estar teniendo algún problema, pero como era su socia ya no podía hablar conmigo de sus problemas. Sabía que no se levantaba hasta las 14:00 por amigas en común que me contaban. En fin….un desastre total porque vi en mi amiga algo que nunca hubiera visto de no ponerme a trabajar con ella. En la última conversación en la que partí peras le dije que los trabajos pendientes los iba a seguir yo y le iba a dar su parte sin tener que hacer nada de nada desde ese momento ( le corresponden más de 6.000 euros al cierre de trimestre en marzo) y no ha tenido el detalle de preguntarme si necesito algo. Le he ido haciendo las transferencias al cierre de trabajos y me daba las gracias y poco más. Yo estaba muy muy decepcionada.
La cosa es que hace poco quedamos en persona y tuvimos una conversacion bastante más sincera. Casi casi me sentí a gusto y que podíamos recuperar la amistad. Me dijo que estaba deprimida, que no se encontraba bien con nada de lo que había en su vida y que le estaba costando mucho todo. Pero no me dijo nada del trabajo. Lo enfocó a familia, novio, sociedad, vida. Mi marido está mosqueado porque dice que cree que me sigue manipulando, pero yo ya no sé qué pensar. Tengo claro que no voy a darle la oportunidad de volver a trabajar juntas, pero tengo bastante lio pensando si realmente se ha aprovechado de mí o ha pasado una mala racha que no ha podido contarme por mi intensidad en la forma de trabajar. Han sido dos años difíciles y lo he pasado mal porque sí que he sentido que me ha vacilado. Hubiera preferido mil veces que me hubiera dicho que estaba mal y que no podía trabajar en lugar de hacerme sentir que estaba siendo «la jefa mala» que exige más esfuerzo en el trabajo.
Gracias a los que me hayáis leído todo el tocho.