Creo que este es el sitio para hablar de esto. Estoy soltera y lo he estado en muchos períodos de mi vida. Cuando era adolescente me sentía un bicho raro pues con 18 aún seguía sin novio, así que cuando alguien me preguntaba notaba cierta condescendencia cuando respondía que no, que no tenía novio, como si el hecho de no tener pareja me invalidara de alguna forma. A esa edad me “preocupaba” porque todos queremos sentirnos dentro de la “normalidad”, de lo que es aceptable y no desentonar. La verdad es a mí nunca me dio prisa tenerlo, ni busqué ni dejé de buscar, y cuando me llegó el momento no sentí que eso me revalidara o cambiara nada. Tenía una red de afectos fuerte y seguía teniéndolo. Puedo decir que he pasado más tiempo de mi vida estando soltera y nunca sentí que eso me hiciera menos, pero curiosamente si percibí el cambio de cuando estaba en pareja a cuando no en los demás, en su forma de tratarme.
Cuando tienes pareja los demás te miran de otra manera. Lo cierto es que he llenado mi vida de cosas, soy una persona activa, pero de un tiempo a esta parte algo ha cambiado y no por mí. Ese cambio viene de mi entorno y por primera vez este hecho, el estar soltera, me hace plantearme muchas cosas. Hoy en día, de mi entorno soy yo la única “descolgada” y eso me ha dado la oportunidad de descubrir la verdadera cara de algunas personas. Yo ya no quepo en nada, y como todo está diseñado para parejas eres lo sobrante, como esas mujeres chinas que a los 25 años ya están casi desahuciadas. Descubrí que hasta los que van de modernos son rancios y les agrada hacerte sentir sola, porque claro, no tener pareja es estar sola.
En realidad me he sentido sola cuando otros se han echado pareja porque han pasado de ser personas con inquietudes grupales, con independencia, e ideas propias a ser lo contrario; reducir su mundo a su pareja, en algunos casos hasta niveles enfermizos.
Pero lo peor lo he sentido de alguien que era como mi gemela. No había personas con mas complicidad que nosotras, hasta que le ha llegado el amor, tardíamente también, quizás esto influya en su cambio y en su actitud. Porque es así, ha cambiado de la noche a la mañana. Ha descuidado familia, amigos y aficiones. Desaparece, y en esos períodos no puede mirar el WhatsApp, o contestar al teléfono, o involucrarse con nada más allá de su novio. Si sale conmigo es como si no estuviera allí, porque la diferencia es que conmigo no es de mala educación estar chateando en el móvil. Si antes hablaba de cosas ahora su conversación se reduce a las dudas que le suscita la actitud pasiva y distante de su pareja, pues cuando no están juntos ella tiene que esforzarse para sacarle palabras, o la deja en visto, o se desconecta, o responde con monosílabos, o directamente pasa días sin decir ni pío lo que hace que sus dudas se disparen y entonces se acuerda de mí, y yo soy su plan para estar toda una tarde, o una noche, o lo que sea, especulando sobre esto o lo otro.
Y hablándolo con amigos comunes todos coinciden en que, a veces, el amor es así, que no es fácil y que hay que luchar por él y tragar mamonadas de vez en cuando. Ellos lo hicieron, y no comprenden que yo haya sido tan definitiva cortando a quien me ha decepcionado o cuando he sentido que las cosas no iban bien, y claro por eso estoy así. Pero si admiten haberse dado cuenta del cambio de nuestra amiga y se lo han dicho. Ella dice que no quiere estar ausente con su gente de siempre pero lo sigue haciendo y a mí, sinceramente me duele. Ahora si me siento sola, y es como si hubiera perdido a un confidente, un apoyo fundamental. Me dijo que lo que tenía que hacer era echarme novio, porque ahora que ella está en pareja no concibe que alguien decida estar, y pueda estar bien, soltera. Lo que no puede estar la gente, lo que no puede sentirse la gente, es sola. La soledad no es agradable, pero a mí todo esto me ha hecho replantearme eso de las lealtades. ¿Si somos tan reemplazables, si nos aferramos a veces tan ciegamente a quien acabamos de conocer y dejamos de lado a quien ha caminado a nuestro lado, porque ya no nos hacen falta, cómo pretendemos que el amor dure, que no se acabe, que no nos hagan lo mismo que hacemos?
Mirando a mi entorno veo parejas que se han amoldado a quienes tienen al lado, algunos por interés, otros por pereza, otros por miedo, la mayoría por eso que decía arriba, no desentonar. Y una mínima parte por amor.
El amor es muy bonito, pero el amor no se limita a las relaciones de pareja. Esa creencia propicia inseguridad, celos, y miedo más que otra cosa porque cuando estamos por fin en pareja se tiende a analizar con lupa las actitudes del otro y si se sale de lo que esperamos, y nos han dicho que hay que esperar, ya cunde el pánico.
No puedes apostar todo su afecto a una sola carta. No es cierto que la única forma de no sentirse solo sea teniendo pareja. Amar es amar, amar es compartir, no es hacerlo en exclusividad, pues sólo cobra sentido cuando se comparte, ni es mejor cuanto más obsesivo y asfixiante. Amar no tiene que costar, no tiene que ser una prueba que te ganas, que superas y del que obtienes un trofeo. Amar es un diálogo entre dos personas que quieren entenderse por encima de todo, y que se respetan. Amar es respetar y comprender la suerte que significa sentirte conectado con otro como tú, que en el fondo aspira a lo mismo que tú, que estando acompañado nadie le haga sentir solo.