Hola a todxs!
Os cuento un poco mi situación:
Soy una chica de 26 años. Antes de que comenzase la pandemia, tenía un trabajo (no me apasionaba, pero tampoco me disgustaba), estaba independizada y tenía una vida social bastante satisfactoria. Pero, tal y como le ha sucedido a muchas otras tantas personas (por no decir a todxs), el covid-19 me desbarató la vida.
La empresa para la que trabajaba, cerró. Y, ante la imposibilidad de continuar pagando el alquiler, tuve que volver a casa de mis padres. Lo cual no es un problema en sí mismo, pues son un apoyo fundamental en mi vida y nuestra relación es genial. No hay día que no agradezca tenerles a mi lado.
El caso es que, desde marzo hasta la fecha no he vuelto a hacer ningún plan que precisase quitarse, ni siquiera momentáneamente, la mascarilla (como por ejemplo ir a bares, cafeterías o restaurantes, etc.) con NADIE por miedo a contagiar a mis padres, ya que son personas de alto riesgo y ahora convivimos juntos.
Dado que me está costando muchísimo encontrar otro trabajo, he decidido volver a estudiar con los ahorros que tenía, para ampliar mis oportunidades de conseguir un nuevo empleo. El caso es que recientemente he conocido a un chico que me encanta y parece ser mutuo. Hemos quedado para dar algún que otro paseo al aire libre y con mascarilla, pero (como es normal) tenemos ganas de hacer planes más variados juntos.
El problema es que me da auténtico pavor quitármela, ya que él tiene un círculo social relativamente amplio y yo sólo pienso en NO contagiar a mis padres, porque no me lo perdonaría. Pero también quiero ver al chico sonreír en directo, abrazarle y demás.
No sé qué hacer. Ojalá pudieséis arrojar, con perspectiva, un poco de luz sobre este asunto que me tiene el coco absorbido. Muchas gracias por el tiempo que habéis dedicado a leerme!
Un besete.