Aventura en el voluntariado – Parte 1

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    SAN on #263999

    Capítulo 1
    Me llamo Laura. Con 15 años inicié una relación con un compañero de clase que duró 12 años. La ruptura llegó meses después de que la relación claramente comenzara a hacer aguas, tal vez por la monotonía. El amor se fue por parte de los dos, y decidimos que una relación no se podía sostener solo con cariño.
    Yo no había tenido más parejas sexuales, solo le conocía a él, cosa que me preocupaba a la hora de tener que intimar con otro chico.
    Ocho meses después de la ruptura, el hospital en el que trabajo como enfermera me ofreció hacer un voluntariado en África.
    Me emocionaba la idea al mismo nivel que me atemorizaba. Un mes fuera de mi casa, en un país desconocido, sin saber que me iba a encontrar… Tenía dos días para dar una respuesta e iniciar todo el papeleo y estaba muy indecisa.
    Animicamente aún no me había recuperado totalmente de mi ruptura, salía de fiesta con mis amigas, conocía a gente nueva, pero no encontraba un aliciente en mi vida.
    Tras una botella de vino y una larga charla con mis amigas encontré la respuesta. Aceptaría!
    Diez días más tarde estaba en el aeropuerto rumbo a Senegal. Allí me reuní con más personal sanitario de diferentes puntos de España. Las presentaciones no se hicieron esperar, me encantó el primer contacto con los que serían mi «familia» durante ese mes.
    Una vez llegamos al lugar de destino llegó el reparto de habitaciones, me alegré mucho cuando me asignaron una compañera, casualmente habíamos venido sentadas juntas en el avión y me había parecido encantadora.
    Se llamaba Anne, era traumatologa, refinada, con unas facciones perfectas, y sobre todo muy risueña y dicharachera como yo.
    Los primeros días en el hospital fueron duros, vivimos en primera persona el azote de la pobreza, sobre todo en niños. A la vez, era muy gratificante su cariño y su agradecimiento.
    En el hospital teníamos también compañeros autóctonos, nos acogieron con los brazos abiertos.
    Ya por esos días había echado el ojo a un médico de allí, alto, negro, manos grandes, pensé: esté tiene que ser un empotrador.
    Me ponía nerviosa cada vez que tenía que trabajar con él, me miraba mucho, no sabía si era porque le gustaba como trabajaba o si le gustaba yo.
    Dos semanas después de estar allí, el personal del hospital nos organizaron una fiesta en honor a todos los voluntarios.
    Anne y yo estábamos muy dispuestas dispuestas a integrarnos en el sarao, teníamos ganas de marcha.
    Nos pusimos un vestido cómodo pero sexi (benditos por si acaso en las maletas), nos peinamos, nos maquillamos y nos fuimos al lugar de quedada. La verdad es que Anne tenía un cuerpo de infarto, me encantaba mirarla, nunca hasta el momento me había atraído una mujer, pero ella tenía algo que me hacía vibrar.
    Nos agasajaron con comida y bebida típica de la zona, pero lo mejor fueron los bailes. Todos parecíamos peonzas, nos dejábamos llegar por los lugareños y realmente lo estábamos disfrutando.
    Entre una bebida espirituosa y otra, con la mirada iba siguiente a mi médico favorito. Hacia tiempo que no bebía y notaba como el alcohol me estaba subiendo. No me importaba, hacia tiempo que estaba soltera y decidí que ya era el momento de hacer alguna travesura.
    Puse mi mejor sonrisa y me fui a buscar a Mamadou. Le dije que me gustaría aprender a bailar mejor su música como excusa para tener contacto físico con él. Le encantó la idea y cuanto más bailábamos más se arrimaba a mi. Estaba muy excitada y por el roce con su paquete, él también lo estaba.
    Me invitó fuera a tomar el aire y acepté encantada. Me llevó a un parque que había cerca de donde estábamos y nos sentamos en un banco. No me dio tiempo casi a sentarme cuando se abalanzo a besarme. Se le notaba las ganas con las que lo hacía. Mientras me besaba, sus grandes manos tocaban mis pechos y buscaban con urgencia mi sexo. No tardó en llegar a él.
    Con una mirada le dí la aceptación para que continuara, estaba muy mojada, pronto lo descubriría.
    Decidimos situarnos en el cesped, detrás de unos arbustos para ser algo más discretos. En cuanto me tumbe, me quito el vestido y la ropa interior, por fin tenía libertad para lamer mis pechos. Realmente lo hacía bien.
    Le desnude en cuanto me dio un poco de tregua, llevaba días soñando con esa gran verga, realmente los sueños no me decepcionaron. Le mastubé despacito para que disfrutara del momento, él estaba ansioso por penetrarme pero yo quería alargar más el encuentro.
    Se colocó entre mis piernas y con su lengua lamió mi sexo como nunca lo habían hecho. No pude más y tuve un orgasmo en su boca.
    Para recompensarle, decidí montarme encima de él y cabalgarle. Aunque no queríamos ser ruidosos, era inevitable nuestros gemidos. No pudimos más y acabamos a la vez.
    Sin duda, el africano no me había decepcionado. Nos vestimos y nos recuperamos lo antes posible para volver a la fiesta sin que surgieran sospechas. Lo que menos quería es que mis compañeros se enteraran de aquello.
    Continuará….

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    MCbb
    Invitado
    MCbb on #264993

    Me muero de envidia, amiga! Jajajaja

    Responder
    M. Àngels
    Invitado
    M. Àngels on #265002

    ohhhh, esto promete!!!!!

    Responder
    Nina
    Invitado
    Nina on #265078

    Madre mía!!! Ansiosa por saber el resto!!! Para cuando??

    Responder
    Anggy
    Invitado
    Anggy on #265224

    Por favor continua pronto que delicia…

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