CAMBIAR EL EXTERIOR PARA CAMBIAR EL INTERIOR
Muchas veces, pensamos que las cosas son súper complicadas y se nos hacen muy de cuesta arriba. Como dice Bebe: “Cada uno en su universo siento su dolor como algo inmenso”. Cuánta razón. Por otro lado, también pensamos que para arreglar ese dolor necesitamos algo como una experiencia amazing y too much, pero no siempre es así. Es en los pequeños estímulos y cambios donde a veces se van a encontrar las soluciones para alejarnos de ese dolor que llevamos dentro.
Yo siempre había sido una niña gordibuena, hasta este año. Siempre me había sentido acomplejada por mi cuerpo, y la verdad es que los malos comentarios tampoco ayudaban mucho a hacerme sentir mejor. Llevaba a todos lados la inseguridad por bandera y el miedo era la palabra con la que más identificada me sentía.
A mediados de 2017, yo con mis 16 años estaba pasando una época chunga. En la vida no me importaban más que 4 cosillas, y la gente ya me daba un poquito igual lo que pensara. Hasta llegué a aceptar mi cuerpo. Era un mix raro. Me sentía mal emocionalmente, pero me aceptaba físicamente.
Mi mundo se reducía al móvil. WhatsApp, YouTube, Instagram, Twitter… Estaba como muy encuevada, y muy antisocial en el mundo real, pero luego en lo virtual era todo lo contrario.
Un día de esos, me encontraba navegando por la red cuando la gran Percebesygrelos (recomendadísima para la vida) anunciaba nuevo vídeo: “MI CAMBIO DE LOOK | PELO NUEVO”. Así que como buena fan, me dispuse a ver el vídeo. “A veces hay que cambiar el exterior, para cambiar el interior”. Y ahí está. La frase se me quedó grabada para siempre. Y estoy segura de que ese fue el pequeño estímulo que necesitaba para coger y cambiar.
Yo, que me había intentado poner a dieta cada lunes de la semana durante tantos años. Y yo, que tenía una fuerza de voluntad inexistente, creí en mí, saqué esa fuerza de donde nadie sabe, y me apunte a un gimnasio. Iba día sí y día también, y con la comida igual. Quería estar bien por dentro, y aunque no supiera cual iba a ser el resultado final, confié.
17 kilos perdidos después, el miedo se ha cambiado por superación, y aunque mantenga pinceladas de inseguridad, mi seguridad ha crecido como nada en este mundo. También he aprendido mucho de este proceso y he hecho cosas que nunca antes me hubiera imaginado hacer. A su vez, todo esto también tiene su lado malo. Me he encontrado en momentos donde no he encontrado un freno y he tenido que pedir ayuda, también he chocado con prejuicios y comentarios que me han hecho darme cuenta que seas como seas y estés como estés, te van a comentar siempre algo.
Al final la vida está hecha de cambios, y no hay que tenerles miedo porque suelen crear una mejor versión de ti. Lo mío fue bajar de peso, otros se cortan el pelo y otros se lo tiñen de rubio.Siempre creed en vosotros y haced las cosas por ustedes mismos, nunca por los demás, porque a veces no es falta de voluntad, es falta de quererse a uno mismo. Y como dice Miriam y Agoney: “Es tan fácil como tú lo quieras ver”. (Sí, soy muy de citar personas)