Siempre he odiado los estereotipos. No creo que ayuden a esta sociedad y hacen mas daño que otra cosa. A mi siempre me han tachado de ‘marimacho’ y, hasta cierta edad, siempre tenía esa vocecita em mi interior recordándomelo. Hoy en día hay muchos términos para definir la orientación sexual y cada uno es libre de pensar como quiera. Mi mantra siempre ha sido: ‘Vive y deja vivir.’
Mi familia tiene un fuerte patriarcado y yo siempre he sido la rebelde sin hacer nada especial. Solo por el simple hecho de pensar diferente a ellos y no decir lo que esta bien y lo que esta mal. Porque la bueno y lo malo es muy subjetivo. Siempre que no hagas daño a nadie, puedes hacer lo que te salga del toto.
Así con ese ‘rebeldía’ impuesta, mi vida ha sido la normalizada por esta sociedad. Me casé, tuve hijos y cada día me levanto para ir al trabajo. Tengo cierta estabilidad y, aunque hay malos momentos, es una vida normal.
Pero se en mi interior que no todo va bien. Sé que mi vida no es plena. Tengo miles de dudas y sé que no he hecho todo lo que me gustaría. Muchos días me siento frustrada y no tengo valentía para afrontarlo. Imagino las cosas que me gustaría probar, las cosas que quiero hacer. Muchas de ellas sé que son imposible ahora económicamente, pero otras no. Son cosas que, aunque sencillas para otras personas, para mi necesito un empujón.
Yo soy persona de pocas palabras. Me cuesta expresar lo que siento. Cuando los sentimientos se apoderan de mí, sea cual sea, mi mente se bloquea. Quiero decir muchas cosas, pero me da miedo. Me da miedo que me dejen de querer por decir lo que pienso o lo que siento. Dentro de mi cabeza tengo las ideas muy claras y sé lo que quiero. Pero mis inseguridades me juegan una mala pasada y no puedo afrontarlas.
He pensado muchas veces en ir a pedir ayuda, ir al psicólogo. Pero es otra de mis ideas dentro de mis inseguridades. Sé que normal ir al psicólogo, sentirse así y necesitar ayuda para afrontarlo. Pero me da miedo el que dirán y, en parte, lo que puedo descubrir de mí. Siempre que alguien me cuenta sus inseguridades, le animo a que las venza. A que la gente no puede decidir lo que puede o no hacer. A que ella es libre y si a alguien le molesta, dos trabajos tiene. ¿Pero y yo? ¿Porque me cuesta aplicarme el cuento?
Sé que necesito ayuda. Pero no se cómo ni donde buscarla.