Primero de todo, no te creas todo lo que ves en redes sociales porque es la patria del postureo. Muchos de los viajes idílicos a Tailandia se han financiando comiendo pasta a palo seco 4 meses y cenando pan con aire. La gente es capaz de no disfrutar de su vida simplemente por posturear en redes.
Si quieres ahorrar, me temo que eso es incompatible con los caprichos tal como los entendemos. El dinero que se va en esas cosas es muy traicionero, porque es algo que te da placer inmediato, pero que, en sí, no se necesita ni enriquece tu vida. Vas a ser la misma persona con dos bolsos en el armario que con siete.
Hay que cambiar mucho de mentalidad. Por ejemplo, ropa o complementos debe ser algo funcional, es decir, si no lo necesitas, no lo compres. Igual con comer o cenar fuera. Aprovecha para experimentar en cocina y hacer platos ricos, te costará muchísimo menos de lo que te vale comer en un restaurante y pasarás tiempo de calidad. Date caprichos sencillos, que no exijan mucho gasto y prioriza el tiempo por encima de un bien material. En los ayuntamientos hay actividades que, por un precio muy asequible, pueden ser experiencias muy gratificantes.
Siempre digo que no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita. Te cuento mi punto de vista, por si te sirve. Hace unos años, la empresa de mi familia atravesó momentos dificilísimos, hasta el punto que a duras penas teníamos para comer. Imagina lo que es tener que hacer la compra con tres euros, el plato estrella, pasta con tomate y salchichitas. Cambié mucho mi mentalidad, me desprendí de muchas necesidades artificiales que se nos crean.
Yo tengo una vida muy modesta, algunos dirán que aburrida según lo que ven desde fuera. No viajo, no como ni ceno en restaurantes, no voy ni a gimnasios ni a pilates ni nada de eso y tengo ropa de hace 10 años. La diversión está en casa, escribo, pinto, hago artesanías y manualidades, panes y postres, juego muchísimo con mi hijo y, de vez en cuando, voy al cine con mi marido, que con una tarjeta de cliente nos cuesta 5,50 euros, por supuesto, bebida y aperitivos de casa. Gasto muy poco, reutilizo cosas para manualidades (cajas, botellas, tapones…) y no me gasto más de 1,50 en abalorios o hilos al mes. Los lápices con los que pinto son de los Alpino de toda la vida. ¿Los panes? Harina, agua y poco más, algún yogur para hacer pan indio. Y así siempre tengo pan «temático» para cenar con un embutido o queso. Y si hace buen día, al campo, a pasear, a trotar, a hacer fotos, a ver el paisaje… En mi casa NUNCA te aburres, siempre hacemos cosas, solo que no son las cosas «normales». ¿Sabes qué? Ahorramos, no una cantidad desorbitada porque tenemos gastos con las terapias de mi niño, pero sí nos da para hacer saquito por si se necesita.
Perdón por el tocho y la ida de olla, pero creo que si puedo ayudar un poquito a que se gestionen bien estas cosas, encantada de ello. Cambiar mentalidad, hay poco truco más.