Hola compañeras, primero de todo agradecer a las que leeis y os tomáis un tiempito para respondernos a la gente pérdida. ¡Sois increibles! Pese a que os tengo que poner un poco en antecedentes, voy a ser bastante directa, sin florituras, porque sé que si me lío..no acabaré por soltarlo. De nuevo, gracias y siento el tocho.
Tengo 34 años, ahora mismo estoy soltera y muy muy agusto, con trabajo estable, que aunque no es el trabajo de mi vida, me agrada, se me valora y tengo unos compañeros maravillosos. La perspectiva de comprarme mi casa soñada la tengo en futuro no muy lejano, me encanta viajar y en cuanto tengo un hueco lo hago, sola, con mi cámara y mis perras, no necesito nada más. Me encanta.
Al lío. Hace cosa de ocho años lo dejé con mi ex. Un ex con el que, en fin, nos unía más que una relación romántica, éramos buenos amigos y confidentes que después de años de conocernos, decidimos ser pareja. Vivíamos a 700km el uno del otro así que sí, la relación fue a distancia la mayoría del tiempo. Hoy por hoy yo no apostaría por una relación como esta.
Aun así lo dimos todo durante los tres años que duramos, pusimos todo de nuestra parte para que la relación funcionara, pero sí es verdad que en el último medio año quizá más, la cosa ya no remontaba..
Había actitudes que me incomodaban, no tenía ilusión por nada, hablar con él me suponía casi una obligación y la sensación de que él lo hiciera también. Sus padres me tiraban perlitas envenenadas, sobretodo cuando él se fue a trabajar un mes fuera, no me querían, él lloraba por las actitudes de ellos, pero nunca nos puso en el lugar que nos correspondía frente a ellos.
Me ocultó cosas, bobadas de crio de 15 años como si yo fuera su madre. ¿Enserio tío? La confianza se fue a la mierda. Esa confianza que tanto se le llenaba la boca en decir que tenía conmigo después de tantísimos años fraguando en cada puñetera conversación hasta las tantas. Porque, ¿y si me ocultaba algo todavía peor?. ¿Y si las pullitas de sus padres empezaban a surtir efecto?.
Le odié. Le oborrecí tanto que estuve ocho años sin dirigirle la palabra. Él me pidió que, por favor no saliera de su vida. Le envié a la mierda en cada intento que hizo por mantener contacto en todos esos años.
¿Pero por qué tanto odio?
Porque, chicas, me vi reflejada en él. Siempre he sabido que tenía una conversación pendiente con él. Que en algún momento debería contarle el por qué me intimidaban ciertos momentos a solas, por qué esas cicatrices en mi brazo y en mis muslos, por qué no hablar de determinados momentos de mi adolescencia o por qué no querer verme con aquel hermano de mi madre.
Explicarle lo que me ocurrió aquella noche donde mi cabeza hizo «pum, hasta aquí niña» y la muy perra se puso a disasociar todo en su habitación y a retrotaerma a aquella otra donde era abusada, percibiendo sensaciones, olores y ruidos como si la estuviera viendo es ese puto momento.
Cómo una niña había logrado ser tan fuerte para encerrar a ese monstruo en lo más profundo de su mente y ahora, con veintitantos y por sentirse insegura, salía a devorar todo el escudo que había construído.
No podía. No podía tener aquella conversación con él. No tenía esa confianza con él. La misma que él no tuvo conmigo. La misma que le reproché no tenerla y me hizo odiarlo.
Pues después de esos años, un buen día, me dan unos días en el curro, así, de un día pa otro, y una buena amiga me dice «tia pirate por ahí, al sitio este donde siempre dices que es una maravilla y tenemos que ir».
Sí, al mismo lugar donde tantisimas veces íbamos, donde siempre me llevaba, donde hablabamos de comprarnos una casita para vivir allí.
Pues, sí, ¿por qué no? Ocho años ya. Ni siento ni padezco por él. Pensado y hecho.
Ahí entendí que existen los viajes terapéuticos, sanadores. Porque sí, lloré y no una ni dos, muchas, pero chiques, ¡con una puta sonrisa en la boca!.
¡Ojalá llorar así siempre!
Me di cuenta real que esa conversación pendiente aún estaba ahí, que tenía muchas cosas que explicarle, pero ¿realmente sería capaz? ¿Era necesaria? ¿Me estaría obsesionando y haciendo un puñetero drama? ¿Y él? ¿Estaría dispuesto a escucharla? Y, ¿sería justo después de tanto tiempo?.
Decidí no propiciar nada. Tampoco enviarle a la mierda como había hecho hasta ahora.
Y así fue. Hasta hoy día.
Más de un año y medio hablando cada día, preguntándonos cómo nos va, contándonos nuestros logros, nuestras cagadas y nuestras mierdas.
Y para más inri, la semana que viene, agarraos a algo, nos vamos de vacaciones. Sí, creo que se nos fue un poco de las manos, pero ya está hecho.
Y ahora sigo con esta mierda en la cabeza. ¿Qué hago con esa conversación?
¿Qué hariáis vosotres? Decidme. Sed claras os lo pido por favor. Me estoy rallando demasiado con ese tema ¿verdad?. Ya no procede y me estoy comiendo demasiado la cabeza, lo sé.. u.u
De nuevo, si habéis llegado hasta aquí gracias y siento el tochaco. Os leo boniquetes🖤