Hola, os cuento mi historia muy resumida,
Actualmente estoy a rollos con un amigo, podría dar mucho contexto pero quiero ir al grano con el tema que quiero tratar aquí, que es el sexo. Nos conocimos a finales de mayo y recién en julio nos acostamos por primera vez. ¿El problema? Que se le baja cuando vamos a follar, es decir, lo que es la penetración. Nos hemos acostado ya unas cuantas veces y solo unas 4 de esas me ha penetrado, encima no es por ser mala, pero siendo pocas soy yo la que tuve que ponerle el condón. Y encima el 90% de las veces se corre rápido cuando se la como.
A ver, él también me come a mí, pero la gran mayoría de las veces es él quien se queda bien servidito, por no decir TODAS, vamos, que le hago ver las estrellas, y yo si no es porque me llevo algún juguetito para mí, no acabaría nunca. Yo reconozco que tardo en llegar, pero joder, hasta él reconoce que sabe que no me da como me tiene que dar y se raya y no sabe por qué le pasa, y yo tampoco, porque conmigo se pone durísimo siempre el hombre enseguida.
El problema soy yo, que sigo en esa dinámica porque el chico me pone mucho, es decir, cuando a veces quedamos y surge que lo hacemos, yo lo doy todo. El colmo fue la última vez, que le estuve comiendo un buen rato y llegó, pero esa vez él ni siquiera me comió, sólo me tocó un poco y ya, fue parando y encima se estaba quedando dormido mientras yo intentaba llegar por mi cuenta con el bendito juguete. Estuve a nada de decirle algo, pero tonta de mí, no tuve más remedio que llegar sola y apañarme.
Lo peor es que encima me noto como enganchada, es decir, seguiría quedando con él y que disfrute, pero sé que está mal que yo no reciba y esto es un cachondeo, ¿si no para qué somos lo que somos?
Me siento mal porque soy humana y aunque me encanta dar, también me gusta recibir, pero no exagero si digo que alguna vez hasta se me ha pasado por la mente que con él tuve uno de los peores polvos de mi vida.
Ya he leído por el foro que a alguna forera le pasa algo parecido, no sé si hay alguna epidemia o algo, pero quería comentar mi caso igualmente.
Y bueno, podéis llamarme imbécil, porque realmente lo soy. Sé que no dudaría ni un segundo en volver a acostarme con él en cuanto se vuelva a presentar la ocasión.