Cómo se lo que sentís!!
Toda mi vida he aguantado comentario semejantes a los que estáis contando. Yo era una niña delgadita hasta que con 6 años tuve un accidente que me postró en cama durante meses. Cómo comía como una lima y no me movía, engordé muchísmo. Hice miles de dietas desde entonces, bajaba y subía de peso como un yoyó, pero nunca volví a estar delgada salvo en una etapa entre los 9 y los 11 años.
Durante todo este tiempo (y salvo los años que he comentado) he tenido que soportar comentarios negativos y despectivos de mi familia, sobretodo de mi madre. Y me ha marcado muchísimo. Creo que ella no se daba cuenta y no sabe lo que hizo en una mente de NIÑA como la mía en aquel entonces. Tuve una adolescencia MUY DURA gracias a la autoestima que mi madre (y otras personas de la familia) dejó en mi.
Recuerdo que cuando falleció mi abuelo y yo tenía unos 15 años, vinieron unos primos al funeral. Yo fui sin arreglar, con una coleta y un jersey antiguo. Estaba mal por el fallecimiento de mi abuelo y no quise arreglarme demasiado. Pues esos primos, acabado el funeral, llamaron a mi abuela y le dijeron qué cómo me había dejado tanto, que estaba gorda y dejada, que era horrible con la cara tan mona que siempre había tenido. Mi abuela llamó llorando a mi madre y ésta me dijo: «mira a tu abuela, llorando porque le han dicho que estás gorda». No sabéis el profundo dolor que sentí en aquel momento.
Y comentarios así miles: «Mira como te estás poniendo», «a ver si empezamos otra dieta porque mira que culo estás echando», «no te pongas eso, ¿no ves lo mal que te sienta? «con la carita que tienes y lo gorda que estás», «así nunca vas a tener novio», «si te lo digo por tu bien, todo te sienta mal, no se te puede decir nada»… etc.
Todo esto se une a que mi hermano es guapísimo y delgadísimo. Cada vez que ve una foto de él dice: «Ay, mira que guapo, voy a enseñar esta foto a mis compañeras de la oficina para que vean lo guapo que estás». Cómo esto pasaba, hubo una temporada en la que no paraba de hacerme fotos y enseñárselas a mi madre, con la esperanza de que dijera algo parecido de mi. Obvia decir que tenía suerte si no comentaba absolutamente nada de la foto.
En fin, lo he pasado fatal con esto. He intentado hablar con ella de esta situación, pero no lo entiende. Cree que siempre ha hecho lo correcto «y si no te dice estas cosas tu madre, no se quién te las va a decir».
Al menos ahora, al leer esto, no me siento tan sola, ni tan bicho raro. Yo siempre he creído que una madre debe fomentar otra cosa en sus hijos, pero veo que mi madre no es la única que es así.