Hola a todas,
No sabía muy bien en qué sección contar lo que me ocurre. Durante los dos últimos años, he estado viviendo un vaivén de emociones diferentes que me han llevado a la última de todas: la tristeza.
Antes de comenzar, sólo quería dejar un pequeño aviso: soy una chica profundamente enamorada que ha intentado hacer las cosas lo mejor que ha podido pero que, sin embargo, ha cometido diversos errores que de haber sabido controlar mejor la situación, no los habría provocado.
Para que me entendáis un poquito mejor, he sufrido la cara más amarga del desamor y del rechazo. He escuchado muchas veces – demasiadas para mi gusto- la frase «alguien vendrá que te querrá más». O la otra que dice, «cuando aceptes, sanarás». ¿Y si no quiero aceptarlo porque precisamente he aceptado mucho y he cedido demasiado en el pasado?
Conocí a este amigo hace ya tres años. Yo ya venía con el blindaje apropiado y más sabiendo lo que el parecía que era: guapo, popular, gracioso, gentil. Ya me entendéis. Ese blindaje era de mala calidad, duró muy poco tiempo, se desgastó. Qué equivocada estaba. Él era una persona profunda, con dolores profundos y con vivencias que me dejaron callada muchas veces. Tenía una forma de ver la vida distinta a la mía, pero nos entendíamos tan bien que nos hicimos uña y carne en poco tiempo.
Éramos prácticamente inconcebibles el uno sin el otro. Un dúo, un puzle, noche y día, energías que se nutren para seguir adelante. Nos hacíamos confidencias y nos hacíamos reír. Jamás he amado y no creo que pueda amar a alguien de nuevo con esta intensidad. Y siento y sé dentro de mí que él también llegó a sentir algo.
Pero llegó el dolor insoportable. No solo la distancia estableció un pequeño muro que con una escalerita de mano lográbamos solventar. La llegada a su vida de otra persona tiró la escalera a otra parte. Y con la escalera, caí yo también.
Os juro que dije «no voy a llorar otra vez». Me sentí altiva, dura, fría incluso cuando la conocí. Os dije que he cometido errores y me disculpo por ellos. Sin embargo, su superioridad, de esa nueva persona, hacia mí, también hizo mella.
Él nunca terminó de irse ni lo ha hecho. Cuando nos vemos, de vez en cuando, todo sigue como antes. Complicidad, cariño, ternura.
Pero duele. Duele demasiado ver que está con otra persona, pero que acude a tí para desahogarse. Cómo te abraza. Cómo te mira. Como está pendiente de tus redes sociales y sin embargo es todo un vacío profundo.
Y a mí, ¿qué me queda? Solo soñar y añorar un amor tan duro y difícil como este.
Se me forma un nudo cuando me dicen «es que tienes que soltar, dejar ir».
¿Cómo se deja ir en una situación como esta?
Os agradezco que me leáis.