Reproducimos un testimonio que nos llega a [email protected]
Llevo tres años viviendo en este piso y mis vecinos de abajo han sido la única pega. Al principio eran dos hermanos, chico y chica, que compartían el piso, y estaban todo el día a limpia bronca (entre ellos por un lado, y él con tías que llevaba a casa, por otro lado). Siempre a limpio grito, y siempre ciegos. Lo de siempre ciegos lo digo porque el hermano también era camello, y desde el balcón de arriba (el mío) se ve absolutamente todo lo que pasa en su jardín y en la calle de al lado. Y chica, no es que fuera yo espiándole precisamente, pero que el tío iba hasta arriba de cocaína todo el día, era capaz de verlo cualquiera. A ella, a la hermana, no la ví yo pasar droga, pero puesta sí que iba todo el día, vaya, tal para cual los hermanos. Su piso apestaba a tabaco hasta el rellano, todo el día y toda la noche, y alguna vez que les timbré para darles algún paquete suyo, ni se veía del humo que tenían dentro.
Después de una bronca bestial que no solo escuché yo, sino todo el vecindario, el hermano se fue de la casa y se quedó solo ella. Al poco tiempo se echó novio. Y cuál no fue mi sorpresa cuando comprobé que las broncas eran las mismas que las que tenía con su hermano, de la misma intensidad o más, e igual de frecuentes, o más. Un día llamé a la policía (sin decir que era yo), porque estaba verdaderamente preocupada de que alguien cometiera alguna locura. Llegué a pasar noches de verdadera angustia temiendo que la cosa acabara en desastre.
Total, que, después de un tiempo sin verla un día esperando al ascensor salió ella de casa medio en ropa interior (que es como acostumbra a hablar con cualquier vecino o vecina que se le ponga en frente) y entonces fue cuando percibí que había engordado un poquito. Por lo visto me vio mirarle la tripa, y me lo soltó ahí mismo: que estaba embarazada. Y ojo a lo que vino después. Que unos meses antes también lo había estado, pero abortó porque había sido un descuido y su pareja no quería tener hijos, pero que ella le había dicho que si volvía a pasar, lo iban a tener, y, como, efectivamente, unos meses después, había pasado, que esta vez se lo quedaban. A mí es que se me quedó hasta mal cuerpo. Fingí que me alegraba (a medias) de la noticia y me fui a casa, pero con un mal rollo dentro impresionante. No paraba de pensar en la vida que le esperaba a la criatura, con unos padres que estaban noche sí y noche también a limpio grito y a limpio golpe (de objetos y muebles seguro, y no sé si había más), un padre que no quería serlo, y una madre que parecía que lo quería tener por castigar a su pareja. Eso por no mencionar las drogas, los chanchullos, y todo.
Desde entonces no paro de darle vueltas al tema, y me planteo intentar con ella para que no lo tenga o que lo de en adopción. Sé que ella me tiene cariño y tengo la esperanza de que pueda escucharme porque no tiene pinta de que en su entorno nadie vaya a decirle nada coherente. Me gustaría saber qué haríais vosotras en esta situación, si creéis que debería intervenir o dejarlo estar. Muchas gracias