Y aquí estoy, después de medio kilo de gominolas, medio paquete de Pringles, dos donettes del palo de Mercadona y una caña de chocolate.
Después de probarme mil y un modelitos para un evento que tengo en 3 días y que me dé asco lo que veo en el espejo.
Y así es mi vida, día tras día, atracón tras atracón.
La comida como válvula de escape.
La comida para acallar pensamientos.
La comida para esconder sentimientos.
Decía Homer que el alcohol era la causa y la solución a todos sus problemas. La comida es lo mismo para mí.
Que me rechazan? Atracón.
Que tengo un mal día en el trabajo? Atracón.
Que me veo gorda y horrible? Atracón.
Atracón, atracón, atracón.
Desde que tengo uso de razón y cada vez más convencida de que hasta el fin de mis días.