¡Hola amigxs de WeLoverSize!
Vengo a hacer un poco de drama… La verdad es que no se muy bien con qué finalidad exacta, si la de recibir consejo, un sartenazo en la cabeza, o simplemente, desahogarme… O bien todo a la vez. Intentaré no hacerlo muy largo.
Conocí a este chico hará cinco años en una competición del deporte que ambos practicamos. En aquél momento, yo estaba pasando por una situación bastante j*dida a nivel personal y no quería nada con nadie, pero este chico me llamó mucho la atención desde el minuto uno en que hablé con él. Debo aclarar que es tres años menor que yo. En aquél entonces la diferencia de edad creo que era bastante determinante a nivel madurez, pero ahora (creo) que ya no lo es tanto.
El caso es que, los últimos dos años, nos hemos ido cruzando en diferentes competiciones, eventos y cosas deportivas, ya que no residimos en la misma ciudad, aunque tampoco estamos a una locura de distancia. El caso es que todo este tiempo, nos hemos ido tirando fichas mutuamente, y nos hemos estado «buscando» por mensajes o whatsapp sin llegar realmente a coincidir físicamente en el mismo espacio-tiempo (lo típico de, «ay, he estado hace un rato en tu ciudad pero ya estoy volviendo hacia casa», o «vaya, si hubiera sabido que tu club organizaba una cena, me hubiera apuntado y nos hubiésemos visto»). El caso es que, en estos cinco años, no nos habíamos visto más que en videollamadas, algo que se acrecentó bastante durante la cuarentena del año pasado. La mayoría de ellas de buenrolleo, incluso con amigos suyos por medio, con él metiendo alguna pullita o alguna ficha, siempre hablándoles bien a sus amigos de mi, de mi profesión, etcétera… Un poco como vendiéndome ante ellos, en plan bien.
El caso es que, el pasado octubre 2020, hubo una competición en mi ciudad, y yo sabía que él se tenía que quedar a hacer noche porque empezaba bastante temprano al día siguiente. Después de haber estado hablando un montón de días, a horas intempestivas, tirándonos fichas de forma más clara (con menciones a Samantha y su escena del sushi en Sexo en Nueva York… Vosotrxs entendéis), y hablar de cómo nos íbamos a embadurnar mutuamente de sirope de chocolate entre nosotros cuando nos viéramos… Hasta a mandarme alguna foto un poco subida de tono (él a mí) para luego hacer alguna coña. Pues, en fin, lo invité a mi casa a dormir, sabiendo que es un chaval super tímido, y yo tampoco me quedo cortita. Digamos que lo hice un poco en modo «test», a ver qué pasaba, y si después de tanto tonteo nos sentíamos cómodos y si alguno se decidía a dar el paso.
Esa noche fue super bien. No pasó nada, pero estuvimos bailando hasta las tantas en mi salón arrimando mucho, hubo lanzadas de ficha por ambas partes, estuvimos viendo videoclips y hablando de nuestras cosas prácticamente a centímetros de distancia y casi abrazados en uno al otro en el sofá del comedor. Al final, le dije que no era negociable y que él se iba a la cama a dormir, y yo me quedaba en el sofá, o que yo me iba a la cama con él. Al final cedió, la cosa quedó ahí (yo dormí en el sofá), no fue a más y al día siguiente se fue a su casa después de competir.
Desde ese entonces habíamos seguido hablando y tirándonos fichas, otra vez. Hasta que este fin de semana, ha habido una competición de nuevo, en mi ciudad, y él tenía que venir. Esta vez, no tuve que insistirle mucho como hice en octubre, si no que prácticamente se autoinvitó (yo estaba encantanda). A todos sus amigos les decía que se quedaba en mi casa, que le encanta estar conmigo, que si le hago masajes en la espalda cuando me ve, que si cocino bien, que si íbamos a cocinar juntos y hacer cena romántica…
El caso es que yo pensaba que vendría y pondríamos los puntos sobre las íes, y que después de estos dos años de tonteo, la cosa acabaría en final feliz. Como os he dicho, ambos somos muy tímidos y muy cortados, pero yo estaba dispuesta a tirarme al cuello el sábado por la noche. El caso es que no lo hice, porque sabía que a la mañana siguiente, si la cosa no salía bien, el momento desayuno iba a ser una catástrofe mundial hasta que se marchase para competir. De nuevo, el sábado por la noche, además de cenar con sus amigos (con pullitas variadas de éstos de a ver cuándo se declaraba, y varias coñas más… Aunque ya se sabe que hay personas a las que les gusta simplemente chinchar con esta clase de cosas, no es algo demasiado determinante), estuvimos bailando juntos, estuvimos viendo videoclips juntos y muy pegados en el sofá… Yo-que-sé-ya, que yo lo sobaba y él se dejaba. Hasta que se tumbó en mi cama y empezó a contarme cosas más «profundas», como por ejemplo, lo mucho que le gusta hacer fotografía cerca de la playa, o sus otros hobbies, mientras me pedía que le hiciera un masaje en la espalda. Luego acabamos los dos sentados en la cama, con él haciéndome un masaje a mí.
Hasta que llegó el momento de irse a dormir. De nuevo, le dije que por encima de mi cadáver él iba a dormir en el sofá y que no era negociable. Pero esta vez me dijo que vale, que a dormir los dos juntos en la misma cama. No me tiré al cuello, como habréis podido suponer. Cogí la almohada, me hice bolita, él pegó su rodilla a la mía durante toda la p*ta noche, y así, hasta la mañana siguiente. Dormí fatal, por cierto, dándole vueltas a cómo gestionar el panorama la mañana siguiente.
Al final, una vez desayunados y cargando las cosas en su coche para ya irse al pabellón a competir, le dije que o se lo decía, o me moría. Simplemente le solté que la noche anterior y viendo la situación, había estado a punto de lanzarme, pero que no me había atrevido porque no quería que se sintiese incómodo. A partir de ahí, flipé. Me dijo algo así como que «él tambien (la verdad es que no entendí muy bien si es que «él también había estado a punto de lanzarse», o si él «también había notado que yo quería lanzarme»), pero que siendo honesto consigo mismo, no quería/podía tener algo conmigo» (aclaración: nunca jamás le dije nada de tener nada, sólo que quería haberme lanzado y por qué no lo hice, nada más. Aunque a mí me hubiera gustado tener algo, no me escondo).
Y se fue sin darme más explicaciones. ¿Lo mejor de todo? Que una vez ya terminada la competición, mientras volvía a su casa, me mandó un audio dándome las gracias por «mi hospitalidad» y que me lo agradecía un montón y que disfrutase del vino y del queso que me había traído, así, como si no pasase nada.
Ayer estaba destrozada, pero después de comentarlo con mis amigues de confianza y darle vueltas, estoy un poco cabreada. ¿Tengo la culpa yo, y me he montado estos dos años una película del quince? ¿Se ha achantado por lo que sea y nunca sabré el motivo? ¿Nunca quiso nada conmigo? ¿Sólo quería ver qué pasaba si me hacía casito? Como os decía, mi intención no es otra casi que la de desahogarme y ver qué opináis. Probablemente, y como os decía, haya sido yo y me he montado una peli de Hollywood en mi cabeza y el chaval nunca quiso nada, pero entonces, ¿qué necesidad de autoinvitarse a mi casa esta segunda vez si se olía el panorama? ¿Qué haríais vosotrxs a partir de ahora? La verdad es que no tengo ningún tipo de ganas de volver a hablar con él después de todo esto, y me dolería muchísimo fingir que podemos seguir siendo amigos como si nada de esto hubiese pasado.
¡JELP, LOVERSIZERS, y gracias por aguantar la chapa!