El título lo dice todo y es que un día,decidí liarme con el tío más gilipollas que conocía, bueno, más que decidirlo, surgió.
Y sucedió en ese punto de la noche en el que todo el mundo está tan ebrio que abraza hasta a su mayor enemigo, pues así fue. Saludé eufóricamente a la persona que peor me caía de ese lugar.
Era un niño de papá, prepotente, muy muy pero que MUY pijo y que aparenta creerse «el rey de las nenas». Que por muy gilipollas que pueda parecer, me llegó a dar pena, quizás por eso caí. Incluso para superar todas mis expectativas, mientras me babeaba toda la cara llegó a decirme soy el chico más guapo que conoces y te estás aprovechando de mí.
Por eso caí en el hecho de liarme con él, no lo calificaré como error, porque no puedo, porque incluso me gustó, porque me sentí «sexy» después de mucho tiempo a dos velas y tuve los ovarios necesarios para decirle «estás besando a la chica con curvas más sexy que conoces» y más ancha que pancha me fui, toda orgullosa de mi misma por haber dicho esa frase. Fue una tentación para demostrarme que no soy peor que nadie, que hasta ese día lo creía, pero con esto le estoy dando un poco la razón a él, y no quiero.
Es una de estas meteduras de pata que quedan en el olvido, que al fin y al cabo es algo que pasa y de verdad que no, no me arrepiento, pero quizás viviría un poco más tranquila sin seguir pensando en esto.
Obviamente no
¿Alguna vez os ha pasado algo así y os han intentado hacer creer que era mucho para vosotr@s?