Hola, Elisabet, soy la autora del post. En primer lugar quería agradecerte tu respuesta. Me he encontrado un poco de todo desde que publiqué el texto, gente que juzga, gente que parece tenerlo muy claro… bueno, la verdad es que lo único cierto es el trabajo psicológico que una hace en terapia y la lucha por vivir normalmente con las heridas de una infancia un tanto peculiar, por decirlo de alguna manera.
Tu testimonio me ha conmovido especialmente y te agradezco que lo hayas compartido, así que no te disculpes por haberte alargado. Creo firmemente que compartirlo puede ayudar a mucha gente que quizá se encuentre sola y sin apoyos ante situaciones parecidas. Quizá muchas no estén de acuerdo pero yo creo que la curación completa «de todos esos traumas de la infancia» no existe y todos esos recuerdos malos siempre te van a escocer. Lo único que puedes controlar es cuanto te van a escocer y evitar que eso te impida llevar una vida normal, como decía la que me achaca tanto resentimiento unos comentarios más arriba. Esto lo digo principalmente porque considero extremadamente contraproducente el pensamiento de que «superarlo» significa «olvidar» y que no te vuelva a doler más. No, estas cosas duelen y hay cosas que de una forma u otra dolerán siempre.
Me he sentido reflejada en tu historia. Mi dinámica familiar es bastante parecida. ¿Sabes algo que me ha ayudado mucho en estos años? Buscar de todas las formas posibles apoyos fuera. A veces las personas están hechas para durar poco en tu vida pero puedes aprovechar el tiempo y aprender o apoyarte en ellas para salir de los bajones periódicos que tiene la depresión. No sé si podrás ahora pero te recomendaría volver a terapia cuando te sientas con fuerzas. Nunca está de más pedir ayuda.
Por favor, sigue expresándote, canalizar el dolor hace mucho bien. Recuerda todo lo valiente que eres por resistir y por no pagarlo con los demás, y por mil cosas más a las que no puedo referirme ahora, pero tú sabes a lo que me refiero. Te deseo mucha fuerza.
(No es como que no la tengas, pero nunca está de más un empujoncito)

Hola, chicas
En primer lugar quería agradecer a todas las que os habéis tomado la molestia de comentar positiva y negativamente. En total creo que a muchas nos hacía falta contar nuestra historia respecto a este tema…
Muchas me habéis pillado, no voy a ser tan hipócrita como para negar que mi infancia todavía me cabrea y algunas reacciones, comportamientos o respuestas que recibí a lo largo de ella también. No puedo evitarlo, es algo que estoy tratando muy habitualmente en la terapia pero reconozco que todavía me queda mucho. Solo quería decir en favor de aquellas que lo han entendido que no es algo tan fácil de superar entre otros porque, como han dicho en algunos comentarios, la sensación de completo abandono es una de las peores que puede sentir un niño. Y es verdad, yo ya no soy una niña, pero sigue escociendo, y sé que eso es solo problema mío, pero esa realidad no quita que escueza. Mi madre no ha aceptado nada, ni siquiera que ha tenido ligeramente algo que ver en mi depresión y entiendo por qué no lo hace. Quiere negar por encima de cualquier cosa la realidad y le encanta permanecer ignorante ante lo que su comportamiento pudiese producir porque así tiene menos cosas que pensar y menos razones para sentirse mal (No soy tan egoísta como para permanecer ajena a sus grandísimos problemas de autoestima, incluso sobre la maternidad en sí.)
Otra cosa que muchas habéis tratado es el concepto de «perdón», que, no me malentendáis, considero muy necesario y bravo por las que habéis podido llegar a ese punto pero a mi de momento no me llega para eso. Lo intento casi cada mes pero la verdad es que me sigue dando mucho miedo confiarme con ella y que me la vuelva a clavar doblada y que al final me haga más daño por tonta. No sé si alguna podrá entenderme pero todo ese miedo no ha desaparecido y es algo que estoy trabajando en gestionar.
En un principio no pretendía justificarme y os pido disculpas por si me he contradecido en algún punto, solo quería daros las gracias y explicarme un poco mejor.
Muchas gracias a las que os toméis tiempo en leernos a todas y quizá reflexionar un poco.