Tenía 11 años y me acababa de pelear con mi madre en casa. Ni si quiera recuerdo el motivo de la discusión, solo que me enfadé tanto que decidí coger el ipod e irme a la playa que hay abajo de mi casa, la cual siempre está solitaria (solo va gente para pescar o hacer topless) me senté en una roca mirando al mar y llorando por la pelea que había tenido con mi madre, cuando de repente escucho unos pasos detrás de mi y veo a un señor gordo y calvo, que se sienta a mi lado. Me pregunta que qué me pasa y que por qué lloro. Yo era muy inocente y le conté la historia y me dijo que estuviera tranquila que no pasaba nada y que era algo normal a mi edad. Se acercó un poco más a mi y yo pensé que iba a darme una palmada de apoyo en la espalda o algo así, pero en lugar de eso se abalanzó sobre mí y me besó. Ni si quiera me había dado mi primer beso aún. Me puse muy nerviosa y salí corriendo y noté como él me perseguía, hasta que me subí como pude y haciéndome mucho daño al primer muro que encontré. Me quedé arriba mirándole y le vi marchándose mientras se reía a carcajadas. Cuando le vi lo suficientemente lejos bajé y me fui corriendo a mi casa, donde llegué llorando y me encerré en el baño. Mi madre y mi padrastro estaban fuera en el salón y desde ahí sin levantarse me pregunto qué había pasado. Se lo conté gritando sin abrir la puerta y la escuché reírse y decir que vaya, que si por eso lloraba. Mi padrastro y su hermano sí reaccionaron y se fueron a la playa a buscar al señor. Un mes más tarde mi padrastro me regaló una navaja mariposa que aún conservo y la llevo cada vez que salgo sola. Nunca lo he contado abiertamente.