Hola a tod@s. Me gustaría compartir un episodio que hizo bastante daño a mi autoestima, pese a los muchos años que ya pasaron. Tengo una prima unos años mayor que yo que está acostumbrada a oir todos los halagos en cuanto a su físico. A mi nunca me han dicho que yo fuera fea ni mucho menos, pero sí nos han comparado a menudo a favor de mi prima en tanto que ella se acerca más a los cánones. Pues bien, a mis 12-13 años tuve una fase en que tenía un apetito voraz y gané algo de peso. En cambio mi prima ya vivía, aún siendo muy joven también, enderiada con dietas y gimnasio. Durante un fin de semana en que nos quedamos a solas un momento y mientras ella hacía unos abdominales, se me quedó mirando con cara de cierto asco y me dijo: «Deberías hacer algo por que estás «entrante»». Llamadme gilipollas, ingenua (que lo era sin duda) y lo que queráis, pero a partir de aquí yo empecé a obsesionarme, a verme fatal y tuve una época poco después en la que me hice una lista mental de ‘alimentos prohibidos’ y si por lo que fuera no podía evitar consumirlos, iba al wc a provocarme el vómito ipso facto. Afortunadamente me duró poco este hábito tan insalubre, gracias a que una doctora me metió miedo en el cuerpo sobre qué me pasaría si seguía haciéndolo. A día de hoy sigo teniendo mis manías y mis complejos porque siempre he sido muy neurótica. Pero reflexiono en el daño que me hizo este episodio y otros parecidos, así como sobre la cantidad de adolescentes que se sienten de ‘calidad inferior’ por no cumplir ciertos cánones. Los comentarios estúpidos, las comparaciones odiosas, el daño tremendo que pueden llegar a provocar.