Me encanta esa sensación. Llega un momento en el que andar descalza por la playa sobre tanta arena me acaba dañando un poco las plantas de los pies, pero se hace minoritario. Cierro los ojos y escucho como rompen las olas a escasos metros de mi, el susurro de la vida en la ciudad y -¡ups! Que fría y agradable al mismo tiempo- el agua envolviendo mis pies. Pero más me alegra poder girarme y verle a él. Aunque estémos en silencio. Aunque no haya palabras puedo hablarle con la mirada, le sonrío, le acaricio la mano a la vez que andamos… Me lee. Lo sé. Lo noto. Relaja el rostro mostrando una suave y sincera sonrisa acompañada de unos ojos, oscuros en la noche, relajados y brillantes al mirarme. Me encanta. Es tan puro, tan real.

No puedo evitarlo y echo a correr. Doy saltos, río a carcajadas y grito de felicidad como una loca. En cuanto aminoro el paso, en respuesta a mis cansados pulmones, escucho que él se acerca. Me doy la vuelta y salto sobre él. Me encanta que me coja en brazos y que con toda naturalidad me sujete por mis glúteos… Me produce una agradable sensación. No puedo parar de darle besos por toda la cara a la vez que sonrío y hago pequeñas pausas para analizar y confirmar, a través de su mirada, que todo va bien. Me hace tan felíz. Tan loca; tan mía; tan suya; tan de nadie.

En cuestión de segundos el se deja caer sobre la arena conmigo sobre su pecho y no podemos parar de reír a carcajadas con nuestros labios cerca… Muy cerca. Los tiene hermosos, siempre que nos besamos no puedo evitar moderle, me resulta totalmente tentador. Empiezo a besarle el cuello como tanto a él le gusta… Intercalado de bocados que nos encienden por dentro. Nos besamos al principio lento e intento bailar mis labios sobre los suyos de manera sensual, llamo su atención, sus ganas, y es entonces cuando nos besamos con mayor intensidad… La temperatura de mi cuerpo sube empicada en el momento en el que empieza a demostrarme cuanto le gusto… Las lenguas se entrelazan, me desordena el pelo y con él los pensamientos, acaricia mi ardiente piel.. no puedo evitar ponerme nerviosa, parar de moverme supone un obstáculo, me ansia poder tocarle, dejarle sin aliento…

Por un instante me doy cuenta de que podríamos ser vistos esta noche de verano diciéndonos «te quiero» con los cuerpos.. o quizás diciendo mucho más… El agua está mojando nuestras piernas que no paran de jugar entre ellas dando voto de presencia en este baile. Baile de temperaturas, de excitación, de aventura; de amor. Parte de mi pelo está enterrado en la arena porque…

-¡oh dios! ¿En qué momento se puso arriba?

Mi cuerpo ha dado forma a la arena y ahora mis glúteos se endurecen contra ella a la vez que mis senos se muestran agradecidos por el maravilloso trato de mi chico hacia ellos… No puedo parar de besarle. Mi piel se eriza al ritmo de su tacto y no puedo evitar ahogar gritos de placer cada vez que baila sus dedos en mi ingle. Me conoce. Sabe como soy, y como me sienta cada uno de sus movimientos.

Ya hemos terminado y aun seguimos dándonos pequeños y lentos besos en los labios. Nuestro deseo no remite aunque los brazos y piernas tiemblen cansados.
Él. Simplemente él. Es perfecto. Me encanta. Me encanta poder estar con él y decirle de todas las maneras posible que me encanta. Que lo quiero. Que te amo❤.