Hola chicas
Hace poco más de una semana que di a luz a mi pequeña y tengo 2 miedos que espero nublar haciendo este post: uno es si todo lo que me ha pasado se puede considerar violencia obstétrica, y el otro es que pensar en todo esto creo que me está generando cierto estado de tristeza y ansiedad y no quisiera acabar con depresión postparto.
Os cuento…
Para empezar, mi matrona me vio por última vez en la semana 36+1, no vio mis analiticas (porque me las hice esa misma mañana) y en esa cita solo me pesó porque no tenía acceso al ordenador y me dijo que «debería darme cita para la semana 39 pero que ya no nos veríamos hasta que naciera la niña». En ese tiempo, y desde la semana 34, no me han visto ni en monitores, ni un ginecólogo ni la matrona. Supe de mis resultados de las analíticas del 3° trimestre por mi médico de cabecera. (Bueno, todos los resultados los supe porque pedí cita a mi médico de cabecera, la verdad).
Mi hija nació en la semana 41+1, fue un parto inducido. Cuando me ingresaron, me dijeron que me traerían el papel a firmar de la epidural y no lo trajeron hasta que me llevaron a dilatación ya de parto, esto fueron unas 5h con contracciones sin que nadie me reconociera hasta que mi pareja salió a avisar. Cuando me confirmaron que estaba de 4cm y me bajaron a dilatación, tanto el trato de la anestesista y del personal estuvo bien. Dilaté hasta 10cm en 7h aproximadamente. En ese tiempo me rompieron la bolsa también.
Ya en el expulsivo, se ve que mi hija no bajaba del 2° escalón o algo así y decidieron usar ventosa. Tuve a una mujer encima mío haciendo presión en mi barriga y a mi pareja levantándome de la camilla para los pujos, que fue tanta presión que acabé vomitando, pero al final mi niña salió y la tenía en mis brazos.
A partir de aquí los recuerdos son algo confusos. Recuerdo que la placenta no salía y me la tuvieron que arrancar prácticamente porque no me daban contracciones y eso dolió muchísimo, no recuerdo si fue antes de los puntos o después. Recuerdo que notaba perfectamente como me estaban cosiendo y que dolía, y que de repente empecé a sentir como me sacaban y metían gasas. Cogieron a mi hija y se la dieron a mi pareja, que estaba allí viéndolo todo. Al parecer estaba teniendo una hemorragia que no sabían de dónde venía y estaba perdiendo mucha sangra. La mujer que estaba cosiendome seguía sacando y metiendo gasas y cada vez había más gente en el paritorio, y dolía tanto que le suplique a la anestesista que pararan y esperaran a que me hiciera efecto la epidural extra que decían que me iban a poner. La tensión me empezó a bajar y acabé en 65-35, apenas podía abrir los ojos del dolor, y acabé en quirófano.
Al parecer estuve una hora, me pusieron una raqui o algo así. Pedí que avisaran a mi familia que estaba en la sala de espera y no lo hicieron. Cuando salí del quirófano (no recuerdo nada del mientras) me llevaron a la sala de parto con mi pareja y mi hija, mi cuerpo temblaba y no podía controlarlo (al parecer fueron convulsiones de la pérdida de sangre) pero en cuanto me recuperé pude al menos coger a mi hija y darle pecho por primera vez.
Durante la estancia en el hospital no me hicieron ninguna analítica, mi hija estuvo más o menos bien atendida (le dieron el alta sin que pasara el pediatra a verla por segunda vez, pero los enfermeros le hicieron todas las pruebas necesarias) y a mi pareja y a mi a ratos nos trataban bastante mal. Nos daban información contradictoria sobre la lactancia cada dos por tres, sobre los cuidados de la niña y los míos propios. Salimos de allí sin saber muy bien qué consejos seguir, con una anemia que sólo se ve confirmada en mi aspecto fisico, con una receta de hierro y sin ningún papel que cuente que estuve en quirófano con una hemorragia que, según ellos, no sabían de dónde venía pero que tras una hora de quirofano se detuvo sola, y como ya no sangraba, aunque no sabían porqué, ya estaba bien.
No dejo de pensar en mi pareja ahí él solo durante una hora con nuestra niña en brazos sin saber qué pasaba después de haber visto cómo me desangraba frente a él, a mi madre en la sala de espera sabiendo que algo no iba bien, viendo como entraban enfermeros corriendo a paritorios, pregunté por si me iban a hacer una analítica y me dijeron que «era muy joven, que tengo que perder peso», que ahora mi hija está tomando formula porque no he sabido gestionar todo lo que me dijeron en el hospital de lactancia materna y no encuentro información sobre alimentación con fórmula en ninguno de los papeles informativos que me dieron al salir, dando por hecho que voy a realizar lactancia materna exclusiva.
En el hospital estuve optimista y obviaba lo que había pasado en paritorios y lo que me estaba pasando mientras estaba ingresada, y por lo general pienso «lo importante es que ella está perfecta y que yo me estoy recuperando poco a poco», pero a ratos me siento abrumada y me viene a la cabeza todo lo que ha pasado y me dan ataques de ansiedad que apenas me dejan respirar.
No sé si esto ha sido violencia obstétrica, resultado de estar en una ola de covid, que soy muy delicada emocionalmente hablando o las hormonas, pero tengo miedo de estar entrando en una depresión sin darme cuenta.
A lo mejor escribiendoos se me pasa por el hecho de exteriorizar todo, o no, pero tenía la necesidad de contarlo.