Hola chicas, tras varios intentos escribiendo este post y alargándolo hasta límites insospechados, voy a intentar que se haga lo más ameno posible.
Llamemos Luis al sujeto. Conocí a Luis por un grupo de amigos, pero él tenía novia, además a mi no me llamaba la atención. De hecho me molaba otro muchacho del grupo.
Pasaron los meses y empezamos a hablar y seguidamente a quedar.
Antes de nada quiero aclarar que en mis 19 años jamás había tenido un ápice de romanticismo en mi vida. Por circunstancias y situaciones de la vida, en la edad que se supone que sales y experimentas, yo tuve que estar pendiente de otros temas en casa. Siempre he vivido el amor y las relaciones de mis amigos desde fuera, y siempre he visto lo que «yo no querría en mi relación», digamos que he idealicé el amor. Yo no cedería a nada si no era un cuento de hadas. Soy una romántica y una persona muy sensible, al punto de estar 4 años enamorada del mismo chaval. No era de mi ciudad pero nos vemos bastante por tema de aficiones en común. En esos años han habido idas y venidas y más personas, pero al final mi corazón siempre tiraba al mismo sitio y comparaba a todos con él. Hasta que llegó Luis.
Tras meses quedando con Luis, todo marchaba más que bien. En mi ciudad, él es una persona «conocida» y con un círculo social muy amplio y, con no muy buena fama. Además, su vida y la mía son completamente opuestas. He perdido la cuenta de sus ex novias y de sus líos, y la mía está vacía, por ejemplo.
Pero yo sabía donde me estaba metiendo. Sólo que, habiendo dejado claro desde un principio que ese no era mi rollo, y él haberlo captado, todo seguía su curso. Conmigo es todo o nada, sin importar el ritmo, que dejé que marcase él porque decía que sentía que tenía que ir muy despacio conmigo y hacer bien las cosas.
Siempre ha sido súper atento y protector conmigo, se ha preocupado por mi bienestar y mi estabilidad emocional como nadie lo ha hecho, ni siquiera mi madre, por duro que suene. Siempre me ha pedido por favor que me quisiese, que confiase en mí, si no nadie iba a hacerlo. Que merecía la pena querer a alguien como yo.
En resumen, con él siempre me he sentido en casa.
Pero a los 2 meses llegaron las vacas flojas y la cosa no andaba igual. Acabó por confesarme que había estado viéndose con otra muchacha para saciar lo que él llama una «necesidad» (creo que todas nos estamos entendiendo). Me aclaró que es eso, una necesidad que él tiene y que pensaba que yo no podía complacer en ese momento, porque comprendía que sin haber tenido relaciones antes, iba a tener reparo en dar el paso. Me pidió perdón porque lógicamente no era muy normal decirme te quiero a mi y estar acostándose con otra, por mucho que sus sentimientos fuesen de lo más sinceros. Decidí dejarlo ahí, con buen rollo porque le entendía (de hecho a día de hoy sigo sin culparle por eso), pero yo no podía lidiar con eso, no sabía estar a medias y ya le avisé.
Me buscó por cielo y tierra, haciendo lo posible por vernos y retomar lo que habíamos dejado. Yo pasé las fiestas en el pueblo de mi amiga y teniéndome lejos se dio cuenta de cuánto me necesitaba y tal. Además uno de sus mejores amigo se ha convertido en uno de mis mayores pilares. Siempre me ha avisado de lo que era «Luis», que tiene buen fondo pero no se merece a una muchacha como yo, y que tuviese mucho cuidado.
Hubo otro contratiempo por su parte, bastante grave. Quizá un malentendido, no voy a negarlo, porque fui impulsiva a la hora de reaccionar, pero asumió que había metido la pata hasta el fondo y que a fin de cuentas, si lo mejor para mí era estar sin él, que así fuese.
(He de aclarar también que desde el principio él siempre me dijo que jamás me fiase de nadie en la vida, ni siquiera de él. Que era un caos, y lidiar con él era muy difícil.)
Volví a la ciudad, y tras muchas lágrimas asumí que a la larga, mi opinión siempre había sido que en el momento que aquello dejase de rentarme, lo mejor era cortar antes de hacernos daño.
Yo jamás le he mirado con odio ni rencor, porque siempre he pensado que sus actos han sido para no hacerme daño, aún habiéndolo hecho mal. Además se me hace imposible olvidar y no puedo actuar indiferente con una persona a la que quiero.
Me pidió por favor verme, necesitaba hablar conmigo. Vino a mi barrio al día siguiente y estuvimos hablando las cosas muy claramente. De hecho se le había roto el móvil y le presté uno nuevo que tenía en casa y en principio se negó porque decía que no se lo merecía. Al final dejamos las cosas muy claras y me dijo que teniéndome lejos sintió todo de golpe, que habló de mi con este amigo anteriormente mencionado y se sintió muy especial hablando de «nosotros», incluso a su madre le había comentado mi existencia. Me acompañó a casa y nos despedimos con un beso. Me prometió que a partir de ese día iba a tener a mi lado a un «Luis diferente». Y sinceramente, así es. Ya no es Luis, ahora es «el novio de Rocío». Me presume cuando puede, le faltan horas en el reloj para venir a verme y prestarme atención. Busca mil planes para estar conmigo y ya no encuentra palabras bonitas para dedicarme. Es una persona súper atenta y protectora y yo ahora mismo estoy en una nube.
Hemos dormido juntos varias veces y en todas me ha respetado, aún yo diciéndole que no tenía problema en ir más allá y me ha dicho que sin prisa, acompañado de un «te quiero».
En esos primeros días de relación me dejó muy claro que ahora sí que sí, se ha dado cuenta que no le hace falta nadie más.
Tuvimos relaciones, ni tan mal en ese aspecto, muy atento conmigo. Llevamos 3 fines de semana durmiendo juntos en casa de mi madre, viene día sí y día no a casa de mi padre (yo vivo con él) y todo muy bien. Está dando el 200% en esto. A veces me recuerda lo bien que se siente y que, no sabe por qué, pero tiene mil planes a corto y largo plazo conmigo y que quiere llevarlos a cabo. Hemos hablando incluso de vivir juntos, porque él es deportista profesional y tiene que mudarse en septiembre, y yo por otra parte, mi plan de siempre ha sido terminar bachillerato en mi ciudad natal e irme a estudiar fuera, sin importar el lugar. Además los dos tenemos estabilidad económica.
Me habla a todas horas, me deja claro con quién está, dónde va y qué hace.
Aquí viene el problema, y se lo he hecho saber.
Yo estoy viviendo un sueño ahora mismo porque mejor no puede tratarme, pero ahora la batalla es conmigo misma. Siempre he sido de dejarme llevar por el corazón, sin importarme una mierda dónde acabase, pero ahora me es imposible. No puedo evitar emplear la cabeza más de la cuenta en la relación. Tengo mil dudas, mil inseguridades y mil miedos. No estoy preparada para pasarlo mal otra vez. Y me siento impotente de no poder darle todo lo que llevo dentro, que no es poco.
Sé que he llegado donde quería, dentro de él, donde nadie había llegado antes. Me ha costado sudores y lágrimas de sangre, y ahora tengo un tesoro entre mis manos… pero no puedo disfrutarlo. Supongo que cada día va a menos, pero es insoportable vivir con esto. Cuando estoy con él se me despeja la mente, pero cuando está lejos desconfío hasta de mi sombra. Si tarda más de la cuenta en contestarme ya me monto una película. Al punto que un día le tocó doblar turno en el trabajo y en mi mente lo negaba, decía que había quedado con otra y que otra vez me la iba a jugar. Luego me llamó desde el trabajo para preguntarme dónde estaba que iba a venir a por mi cuando saliese y así fue.
Estoy siendo más tóxica, celosa y posesiva de lo que yo pensaba que iba a ser en una relación, y eso me mata, porque la primera que lo pasa mal soy yo. Hacía años que no tenía ansiedad y en ocasiones me vuelve. Joder, me mata pensar que estoy con una persona de la que no me fío. Que tampoco creo que sea así, porque con hechos me demuestra que debo fiarme. De hecho hablando con él se lo dije, que a día de hoy si me la juega, el único que pierde es él, que es quien se está dejando la piel en la relación. Le dije al principio de estar en serio que mi situación era «esperando que me llegase la hostia». Me pidió que no dijese eso, que le dolía.
Una amiga nuestra me hizo un psicoanálisis improvisado y me preguntó si cuando le digo te quiero, lo siento de verdad. Y le respondí que no. Que le tenía muchísimo cariño y me moriría si le pasase algo, de hecho le quiero, pero no de la manera en que ¿debería?
No asumo que sea mi novio, y no siento esa súper adrenalina que se supone que debo sentir cuando le veo. Es verdad que todo esto cada día va a menos, pero me está costando muchísimo y me estoy maltratando mucho, porque me siento fatal, insuficiente e incapaz de dar lo que recibo.
Por supuesto que todas estas inseguridades me las ha creado él, y no le culpo porque me ha enseñado mucho, y de vez en cuando no está mal andar con pies de plomo, pero me está dificultando muchísimo a la hora de entregarme…
La otra noche dormimos juntos y después de tener relaciones estábamos abrazados y me dio un bajón brutal, se lo dije, que tenía ganas de llorar porque sentí de golpe cosas que no había sentido antes. Por eso digo que cada día voy subiendo un escaloncito pero…
¿Qué opináis vosotras? En serio, me siento muy perdida, es mi primer romance y mi primera relación.
Mi mejor amigo me ha dicho que hago bien en andar con cuidado, pero que tampoco tense mucho la cuerda porque el muchacho está entregado. Y en resumen todo el mundo me dice eso, que me vaya dejando llevar, que si me la quiere jugar me la va a jugar igual, así que, que disfrute, pero no es igual caerse de un primero que de un quinto piso ¿no?
Gracias de antemano, y perdonad el textaco, pero sólo escribiéndolo y comunicándolo ya me he quitado un gran peso de encima.
Sois maravillosas.