No me he atrevido nunca a escribir en el foro, pero todo este tema de «La Manada» me está haciendo revivir muchas cosas y necesito desahogarme.

Fue hace mucho tiempo, tendría escasos 17 años y ya he llegado a la treintena. Fue un fin de semana y había salido de fiesta. Después de muchas copas, me encontré con un chaval amigo de un chico con el que había estado un tiempo «de rollo». Se me acercó enseguida, me había echado el ojo desde el primer momento que empecé a quedar con su amigo.
Yo me encontraba fatal, así que me dijo que me fuera con él a un banco que había cerca. Mi estado era bastante «lamentable», tanto que tal cual nos sentamos vomité, pero aún así el empezó a besarme. No sé ni cómo me llevó hasta un parque que había más alejado, allí, me desnudó y me folló en un banco. Digo me folló porque yo no era capaz de reaccionar. No sentí nada, ni hizo nada para que yo me sintiera cómoda. Cuando terminó le dije que me quería ir a casa, me dijo que no me preocupara, que el llamaba a un taxi para que me llevara, pero no apareció ningún taxi, si no un amigo suyo.
Me llevaron otra vez al mismo banco y me follaron entre los dos. No pataleé, no les arañé, sólo recuerdo que gimoteaba que me quería ir a casa. Ellos además sólo hacían comentarios despectivos de mi cuerpo.

A la semana siguiente se lo conté a un amigo de ambos, me dijo «Hombre, si tú no hubieras querido seguro que ellos no lo habrían hecho». Nunca más se lo dije a nadie. No me iban a creer. A fin de cuentas, yo me lo había buscado.

Me hicieron sentir que fue mi culpa, que era algo que yo había provocado, ¿por haber bebido tal vez? Tuve que aguantar comentarios de todo tipo, porque ellos además fardaron de lo que habían hecho y yo era una «zorra» por haberme tirado a dos a la vez.

Sólo años después comprendí que no fue mi culpa. Cómo tampoco lo ha sido de la chica de San Fermines.