Hoy he pasado la peor experiencia de mi vida en cuanto a médicos se trata. Este mediodía tenía una visita telefónica con pneumología, ya que soy asmática, y me lo tienen que ir vigilando.
Pues me llama la doctora a las 13:45, cuando estaba programado para las 14:30(mi hora de comer y, por lo tanto, cuando podía atenderla bien), interrumpiendo mi jornada laboral, pero eso ni se lo ha planteado ella. En fin, hemos estado 20 minutos en llamada. A todo esto, yo estab escondida en el vestuario de mi empresa, han llegado compañeras para cambiarse y me he quedado en una esquina en la zona común de los baños. Escondida, porque ya la llamada se estaba torciendo.
Primero la dra. me ha preguntado que como estab y que si había tenido crisis asmáticas, a lo que he respondido que sí y ella me ha quitado credibillidad porque, afortunadamente, no he tenido que ir a Urgencias por ello. En fin, si eso fuera todo… Después de unos cinco minutos teniendo que explicarle si seguía el tratamiento y cómo lo hacía, me ha preguntado si hacía deporte. ¿Por qué lo ha hecho? Pues mmuy fácil, porque peso 75kg midiendo 1,69m y eso entra en el IMC de sobrepeso. Escribiéndolo me parece absurdo, pero para ella estaba «pasada de quilos».
Ha estado más de diez minutos insistiéndome en que me sobraba peso, en que tenía que hacer deporte. La señora intentaba arreglarme la vida diciendo que vaya caminando al trabajo y que baje de peso. ¿A caso sabía ella si eso ya lo hacía?? Claro que no. Lo único que veía en mi historial médico era que «estoy pasada de quilos». Yo estaba a punto de colgarla, pero necesitaba saber si me iba a cambiar la medicación o si había algo IMPORTANTE de verdad sobre mi enfermedad. Ha acabado la llamada diciendome que no me tocaba el tratamiento pero que perdiera peso, que lo nnotaría. Yo le he comentado que ya había perdido peso y antes de poder decir nada más ha preguntado: ¿Más de 75kg? Esto con un tono de sorpresa y desaprobación. Yo, avergonzada, le he dicho que me había acercado a los 78 y su única respuesta ha sido «pues habrás notado la diferencia en esos 3kg».
Yo en este punto de la conversación estaba tan en shock que no he podido conteestarle lo que realmente pensaba, y es que me ahogo más ahora con esos 3kg menos. Y no es que sea contradictorio, sino que es indiferente esa diferencia o si perdiera esos 5kg que «me sobran».
No contenta con todo esto, me ha dicho: «Es que te has engordado mucho, en 2014, cuando se te diagnosticó, pesabas 63kg». En 2014 tenía 13 años y seguramente 15 o 20cm menos de altura, es decir, seguramente tenía un IMC muy parecido o incluso superior, pero ella no ha visto nada de eso, solo ha visto el peso, ni la altura ni la edad ni el crecimiento.
Cuando finalmente me ha colgado el teléfono, me he echado a llorar como una magdalena y, efectivamente, me han visto unas compañeras de trabajo. Ellas dos han sido muchísimo más comprensivas y amables conmigo, les he contado lo que ha pasado entre lágrimas y echando fuego del enfado y la frustración. Ambas han intentado animarme y hasta se han ofrecido a acercarme a casa. Finalmente les he dicho que me quedaba y me han dicho que me quedara en el vestuario calmándome. En la empresa, por suerte, las personas que me han visto llorando o llorosa (porque aunque me he calmado, seguía con los ojos y la cara rojos, y los labios inflamados, pero bendita mascarilla).
Hace media hora he llegado a casa y, estando sola, me he vuelto a desmoronar al verme reflejada en el espejo, me veía guapa y atractiva, pero eso no quitaba la senssación de asco y de culpa que me ha dejado la doctora. ¿Yo tengo la culpa de no poder respirar bien por no hacer deporte regularmente? Pues según ella, sí. ¿Me merezco sentirme así? Sé que no, pero no es tan fácil convencerme. Escribierlo parece haberme relajado un poco, pero sigo enfadada y, desde entonces no me apetece comer. Pero lo he hecho, he comido al mediodía después del disgustazo, no sé ni a qué me ha sabido la comida porque llevo con náuseas por los nervios desde entonces, pero no voy a dejar que esa mujer me destroce. Me ha hundido, sí, mi autoestima es muy inestable, pero saldré a flote. Ya he visto que no estoy sola, que en el trabajo tengo amigas que me ayudarán si lo necesito, que mis padres me apoyan y que mi maravilloso novio va a estar para lo que necesite.
Pero desde aquí me gustaría poder denunciar esto públicamente, con el shock ni tan solo recuerdo el nombre de la doctora, ya que no era la mía habitual, pero voy a hacer lo posible por saberlo y poner una queja formal.