Necesito contar la noche que me sentí tan humillada hasta el punto de quedarme paralizada.
Soy una chica de 24 años, siempre segura de si misma con sus días de altibajo como todos, todo comenzó cuando decidí quedar con unos amigos con lo que siempre jugaba online. Nos conocíamos ya desde hace un año, nos teníamos en redes sociales y hablábamos casi siempre por voz a la hora de jugar, es decir, ya teníamos una pequeña amistad.
Me acerque de fiesta a su ciudad, al vernos los note algo cortados, como si no esperaban que fuese así… Se ve que las fotos que subía para ellos eran falsas o algo. Decidí ignorar esa mala sensación y nos fuimos de cervezas con tres amigos suyos, dos de ellos simpáticos y el otro… No paraba de arrimarse y lanzarme, este dato es importante.
La noche avanzo y fuimos cambiando de sitios y bebiendo entre risas, yo me fui relajando y pasándolo bien. De repente, el chaval que me lanzaba soltó un comentario que me congelo el cuerpo ‘Ten cuidado con beber mucho, que luego viene una manada y al acabar te arrepientes y pasa lo que pasa’. Obviamente le mande a tomar viento y le di la espalda. Después de eso cada uno se fue y nos quedamos mis amigos y yo solos, íbamos a mi hotel a seguir bebiendo.
En el camino, un amigo me soltó que el perla del chaval anterior había dicho que vaya asco de cuerpo tenia, que que asco hacer algo conmigo, etc. Ahí me quede paralizada y no supe que decir, no entendía ese comentario sin venir a cuento. Cuando llegamos a la habitación, se sentaron seriamente y empezaron a intentar darme clases de salud, diciéndome que tenia que adelgazar y que lo decían porque yo les importaba, que no podía hincharme a comer, que es malo para la salud, bla bla. Luego empezaron a tocarme los brazos, el abdomen, las piernas… diciéndome lo que supuestamente sobraba para ellos. Intentando adivinar lo que pesaba.
Yo iba borracha y me quede paralizada porque no entendía que tenia que ver mi cuerpo con ellos, que les molestaba tanto como para increparme así en mi habitación.
Me sentí totalmente humillada y solo podía aguantar las lagrimas y notar la incomodidad, sin hablar y paralizada porque nunca había vivido algo de esa manera.
La gracia de todo esto es que se de primera mano que tengo mejor alimentación que ellos, pero solo supieron juzgar por mi cuerpo. Eso si, dejando claro que se acostarían conmigo en cualquier momento.
Os juro, que esa noche comprendí la gordofobia mas que nunca en mi vida.