Hola chicas.
Después de un año os vengo a contar mi experiencia para que ninguna tonta más caiga en la mierda que caí yo.
Creo que lo escribo para leerme a mí misma y afirmarme que se acabó.
Hace un año dejé mi vida entera, una relación estancada pero tranquila por alguien divertido, simpático, que llenó mi vida de alegrías. Cuando noté que pensaba más en el que en mi pareja, tomé la decisión de la que más me arrepentire los años que me queden.
Y ahí empezamos. Todo era genial, me quería, me cuidaba y yo me sentía súper deseada y viva. Pasaron dos meses y empecé a ver detalles raros, como que salía y desaparecía dos días o algo del estilo. Yo me enfadaba pero me pedía perdon y uno de esos días me lo confesó. Era adicto a la cocaína.
Tonta de mí pensé que podía solucionar algo que sus anteriores parejas ya lo habían intentando y sin éxito. Las liadas eran una vez al mes más o menos,llegando a ponerme la mano encima más de una vez.
Yo,joder, yo. Alguien feminista hasta los topes, con mi autoestima por las nubes y los pies muy en el suelo, alguien que dijo mil veces que a mí eso no me iba a pasar, pues me pasó.
No sé que coño pasó por mi cabeza, pero cada vez que hacía eso lo perdonaba justificando que si yo no estaba ahí su vida se iba a ir a la mierda. Me volví sumisa con el, dejaba que hiciera lo que quisiera con tal de que volviera. Tenía una personalidad tan adictiva que la drogadicta era yo.
Hasta esta semana. Con el tema de la cuarentena, se metió en casa, no tenía fórmula de escape y las pagó conmigo. Y hasta aquí. No os podéis imaginar lo que desea mi corazón que venga y me pida perdón. Pero mi cabeza no puede más.
No quiero pasarme la vida pensando y temiendo a ver cual es el día elegido ese mes para liarla, o no poder hacer un plan porque no sabes si va a aparecer.
De esto se puede salir. O eso espero.