Hola, antes de nada me gustaría daros las gracias por leer. Siempre he valorado mucho la amistad, aunque seguramente en ocasiones no “he estado a altura” como se esperaba de mi, pero siempre he respetado “las normas básicas de la amistad”. Conservo amigas desde los 3 añitos, con nuestros altos y bajos por supuesto. Otras las conservo desde la adolescencia; somos un grupito que se ha ido reduciendo y se ha quedado en cinco.
Mis amigas siempre han sido bastante “demandantes”, seguramente porque ellas también han dado mucho. Yo por ejemplo, me mudé al extranjero, tuve diferentes novios, cambié de estilos, me relacioné con otras personas… siempre las he querido pero no estaba dispuesta a hacer lo mismo y reducir mis experiencias a mi pueblo (y para mí esto no es ser mala amiga, creo que siempre he estado en los malos momentos). Esta actitud no fue siempre bien recibida por alguna de mis amigas, que tienen una forma de ser más rígida y siempre rechazaban los cambios.
Ahora en la treintena no sé si me gusta en lo que nos estamos convirtiendo, lo cual me angustia un poco. He descubierto “hablando por detrás” de alguna de nosotras con comentarios absurdos como el aspecto físico. Percibo mucha comparación en el tema “económico” o el “estatus”, que no se habla abiertamente pero que sigue ahí.
Si escribo esto es porque he percibido un “sabotaje” que me resulta muy amargo desde que conocí mi última pareja. Llevaba tres años soltera y hace poco he conocido a un hombre que es bueno conmigo y me lleva unos cuantos años (tenemos en torno a 35 años, me lleva 7 años). Me ha costado mucho abrirme a tener una pareja por malas experiencias pasadas y cuando fui a compartirlo me di cuenta de que no se alegraban y que sus comentarios negativos resonaban en todo mi cuerpo. Una de mis amigas se negó a conocerlo y resultó muy desagradable la situación (no se conocen de nada). Después de muchos años de ahorro me estoy enfrentando a adquirir mi primera vivienda a solas, tan solo encuentro negatividad en sus comentarios por lo que no me atrevo a hablarles sobre mis sueños. Hace poco tuvimos fiesta y estaba super ilusionada porque desde la pandemia no conseguíamos disfrutar de una noche y organicé todos los preparativos. Una de mis amigas llegó con una actitud amargada y todo fue un desastre, rechazó cenar. De verdad, me siento mal pero no puedo con tanta negatividad.
Algo parecido ocurre con el tema de la maternidad, “siempre he tenido instinto maternal”. Apoyé al máximo a una de mis amigas porque planeaba ser mamá a solas y ahora todo es negatividad en torno a ese tema. ¿No se supone que deberíamos avanzar y ayudarnos? Hace poco una de mis amigas dijo un comentario sobre mi familia en una cena que no venía a cuento (sobre el reparto de bienes, mi hermano recibe más que yo). Me quedé bloqueada.
En realidad esto no le ocurre a todo el grupo, solamente a dos personas (y cuando están juntas). Quizás tengan ciertas frustraciones laborales o personales pero siento que no puedo con tanta negatividad y que no se respeta la diversidad vital que implica nuestras vidas.
Hace poco ante el desplante de una de ellas le comuniqué la razón por la cual su comentario me había herido (de una forma muy respetuosa). No se disculpó.
Nunca pensé que mis amigas iban a rechazar temas como una boda, un compromiso, la maternidad, viajar, comprar una casa, emprender un proyecto… ¿por qué se comporta así? ¿por qué no podemos compartir lo bueno que ocurre en nuestras vidas? ¿Aún somos amigas?
Nunca pensé que llegaría a pillar a dos de mis amigas hablando de las patas de gallo de una de nosotras. ¡Quizás porque ha estado haciendo guardias de mil horas atendiendo enfermos del covid!