Buenas tardes, lovers.
Llevo un montón de tiempo pensando en escribiros, porque me siento identificada con algunas de vuestras historias, porque aquí SIEMPRE hay alguien que anima y te comprende, y porque al fin y al cabo, somos como un inmenso grupo de amigas con las que se puede hablar de todo, sin tapujos.
Voy a intentar resumir lo máximo posible, ya que la historia tiene tela.
Llevo 11 años de relación con una persona maravillosa. Es comprensivo, nada celoso, nada posesivo, jamás discutimos (cuando digo jamás, es jamás). Nos entendemos, nos compenetramos. Compartimos amistades. Nuestras familias están encantadísimas. Mismos gustos musicales, misma ideología, misma forma de ver la vida. Somos la típica pareja perfecta, a ojos de la gente.
El caso es que tenemos formas diferentes de entender una relación o, digamos, distintos baremos. Yo siempre he sido más intensa, más sexual también. Él es muy plano de nacimiento, y jamás ha tenido líbido ni ha hecho nada por aumentarla. Para él el sexo es un tabú. Desde el primer mes juntos, solo lo hacemos de pascuas en ramos. Os podría decir que ahora mismo una vez al mes, dos como mucho (somos los dos de 30 y pico años), siempre en la cama, siempre en la misma postura, y el 90% de las veces porque yo lo busco.
Llega un momento en el que ya ni a mí me apetece (tiro de satisfyer). Ya no tengo demasiado deseo sexual hacia él.
A esto se suma que, durante estos años, de vez en cuando, me han entrado pequeñas dudas, y siempre se las he transmitido, de que un día a lo mejor se me acabaría la ilusión porque él era basante pasota, me adora, no tengo duda, pero es cierto que nunca ha destacado por mostrar interés ni querer hacer cosas diferentes juntos, etc…
Bien, el verano pasado estas dudas se intensificaron. Hablé con él seriamente y le dije que a mí esto se me iba a acabar, y que yo no quería por nada del mundo. Su respuesta fue, como siempre, que el problema era mío, que yo le daba muchas vueltas a la cabeza y que él estaba muy bien así, que no tenía ni una sola duda sobre lo nuestro.
El caso es que yo conocí a otra persona que me atrajo sexualmente y con la que estuve tonteando por el móvil. Un día nos enrollamos. Se lo conté a mi pareja, absolutamente todo. La respuesta de mi pareja fue que me notaba rara desde hacía días, pero que no le había dado importancia, y que entendía perfectamente que lo hubiera hecho, que probablemente también sería su culpa, por haber pasado tanto del tema y no haber querido ver que realmente la llama se apagaba. Lo hablamos y decidimos intentar retomar la relación.
A partir de ahí, se lo empezó a «currar» un poco más, me dijo que tenía miedo a perderme por primera vez, que estaba más enamorado que nunca y que el tema del sexo le iba a costar pero que lo iba a intentar.
Yo me obligué a mi misma a volver a sentir lo mismo, a ilusionarme de nuevo, y por momentos parecía que funcionaba, aunque nunca volví a estar al 100%:
Ahora han pasado 6 meses y un confinamiento de por medio. Y me encuentro en un mar de dudas.
Quiero ser libre. Me veo viviendo sola y haciendo mi vida. Peor en realidad, creo que no tengo valor para dejarlo, porque se me parte el alma. Además, sé que no voy a encontrar a nadie que me comprenda y me valore como él, que respete mi espacio, que sea el mejor compañero de vida. Me siento una egoista y una caprichosa por no conformarme con lo que tengo. Porque me ha perdonado una infidelidad y yo se lo voy a pagar dejándole? Por otra parte, están nuestras familias y amistades, que es algo que me condiciona muchísimo. Es todo tan idílico, tan perfecto, que no me atrevo a derrumbarlo.
También me planteo que quizá si no hubiera pasado lo de la otra persona no estaría así, pero creo que es engañarme a mí misma, porque ya me había sentido atraida por otras personas y fantaseado (aunque sé que eso es normal), y ya llevaba tiempo dudando de lo nuestro.
Pienso que quizá es un bache, que quizá las relaciones que duran es por el cariño y la complicidad y que a lo mejor yo me estoy equivocando, o pido demasiado. Que igual el sexo tampoco es tan importante, pero me veo muy joven y me apetece un montón disfrutar de mi cuerpo, auqneu ahora es como que me he acomodado y conformado.
Quiero estar sola, pero también estoy aterrorizada por hacerle daño, por si me arrepiento, por si no soy capaz de enfrentarme a una vida sola, porque sé que me van a rechazar las amistades que tenemos en común y que las familias (incluida la mía) se pondrán en mi contra. Tengo verdadero pavor a equivocarme y que esto sean dudas pasajeras.
En este momento no sé por donde salir. No tengo motivación por nada, ni ilusión…
¿Qué hago? Acepto todo tipo de opiniones, incluso críticas constructivas como la de que soy una cerda por haberle engañado con alguien que me atrajo y que, además, me dió una chispa que hacía siglos que no sentía. Podeis llamarme cerda, pero al menos fui sincera y se lo conté.
Muchas gracias de antemano, amiguis.