La niña que llevo dentro me hace seguir siendo feliz con tontadas, me permite disfrutar de momentos que «los adultos maduros» no saben apreciar o les parece ridículo hacerlo, es la que me da una patada en el culo cuando quiero decaer y me hace bromear para quitarle hierro a algunos asuntos. A ella he tenido que pedirle perdón en varios momentos de mi vida por dejarla a un lado y no alimentar su risa, esa que me emociona con tan solo escucharla.
A veces he creído perderla y me ha invadido la ansiedad y la angustia pero esta vez he prometido JAMÁS abandonarla, por duros que sean los tiempos y fuertes que azoten los mares de mi vida.
Me gusta jugar con ella y perdernos en nuestra imaginación, jugando a que aún hay esperanza para el mundo y nunca perder la confianza en las personas que se van cruzando en nuestro camino, por mucho que nos hayan podido fallar las que ya se fueron.
Sí, a pesar de caernos muchas veces en el suelo de la decepción y la rabia, nos levantamos más fuertes cada vez y con ganas de seguir confiando y seguir dando lo mejor de nosotras, lo mejor que tenemos: nuestra empatía, nuestra alegría y nuestras ganas de seguir amando.
Hemos prometido dar todo por nosotras mismas y solo quedarnos con lo aprendido, sobre todo de las malas experiencias. Deshechar el rencor y el resentimiento y decirles a los que nos critican cada vez que pueden: te deseo lo mejor amig@, lo vas a necesitar.
No hay mejor almohada que una conciencia tranquila ???