A los 18 años, jamás se me habría ocurrido estar donde estoy ahora. Eso es lo que pasa cuando tienes las hormonas alborotadas y ni puta idea de nada.
A ver, poniéndonos en contexto, voy tratar de ser lo más objetiva posible, porque la situación aún está peliaguda.
Resulta y acontece que en el 2018, cuando apenas acababa de hacer la mayoría de edad, conozco a un chico. No era nada del otro mundo, pero tengamos en cuenta de que era una chiquilla perdida y tontita. Él con solo 3 o 4 años de más sabía mucho más que yo. En esa época, desgraciadamente había ocurrido una tragedia familiar, y el chico va y hace su aparición estelar en mi vida.
Al principio sólo me pareció un chico mono, pero después comencé a sentir cosas más fuertes. Me encantaron muchas cosas de él, y experimenté cosas nuevas. Vamos, que perdí mi virginidad con él. Dejé incluso de lado a un chico que era monisimo conmigo, y en ese tiempo no quería formalizar nada con nadie, a pesar de intentarlo. La cosa es que entre tanta tontería, quedé embarazada. Todo por culpa de ambos, porque mi madre me habló de planificación y todo el rollo, pero yo le creí a él cuando decía que no se vendría a dentro. Cosa que obviamente no cumplió. Y en el fondo era consciente de que tendria que haberme protegido de un u otra manera. La cosa es que incluso antes de yo darme cuenta, mi abuela que era con quien vivía, lo supo, incluso le contó a mi hermana. Cuando me enteré iba, irónicamente, a planificar, y me mandaron una prueba de embarazo porque hacía más de un mes que no me llegaba. Y sí, en un baño asqueroso aquella mañana a mis 18 añitos, me di cuenta de que sería madre. Estaba en trance, y de paso el medico va y me felicita. Me fui como zombie hasta a casa de mi novio, y le conté. Él también estaba aparente trance, con los ojos hinchados aún del despertar, aunque bien sabía que había muchas probabilidades de estar embarazada si se habia venido a dentro.
Después de dialogar un poco, se arregló y salimos juntos a mi casa. Cuando mis abuelos se enteraron, me dijeron un YO TE LO DIJE y una mirada de decepción fugaz, porque lo terminaron aceptando rápido. Mi madre vivía en otro país, y cuando llamó y le conté me dijo lo suyo. Que era que ella me había advertido, que si estaba embarazada era mi culpa… En fin, lloré y después me llamó de nuevo dándome su apoyo. Mi novio estuvo ahí todo el tiempo dándome fuerzas.
Lo más fuerte venía después.
Sí, hay algo más fuerte.
Mi mamá me dijo que mejor me iba de mi país, para donde ella, porque habían más oportunidades para el niño y nosotros… en un tira y afloja de que si y que no, al final compraron los tiquetes para mi y mi abuelo, y nos tuvimos que ir los 3 (bebé incluido en barriga) dejando al padre y yo sin saber qué más hacer.
Las cosas fueron en picado, con cambios de humor de embarazo, peleas a distancia, rompimientos y demás… mi madre incluso decidió no ayudarlo más a venir por las emociones amargas que me causaba el tío, y ahí se marcó una distancia aún más grande.
Cuando mi niño nació, fue como una cascada de realidad. Efectivamente, ya era madre. Me dio sentimiento, por supuesto, que su padre no pudiera estar ya que no tenía una buena relación mi madre.
Nosotros terminamos después del nacimiento de nuestro hijo unos meses después. A mis 19 años tuve que lidiar con problemas de autoestima, depresión, ansiedad… nada nuevo en mi historial. Añadiendo una relación tóxica con el padre del niño, maternidad, hormonas, cambios en general en mi. Todo eso entre llantos, cambios de pañales, desveladas… Fue muy duro, y aún lo es, porque te das cuenta que no tienes ni puta idea de nada, y lo que viene es más fuerte.
El padre, dos años después del nacimiento del niño, lo pudo conocer. Fue muy emotivo cuando una noche llorando abrazo a su hijo. Yo me he considerado una persona muy racional, pero demasiado sensible, esa escena me conmovió y simplemente olvidé todo lo anterior. Pensé en sentar cabeza con él y todo, porque aún estaba enamorada. El también quería aparentemente eso, pero La cosa no funcionó, porque yo no era lo que él buscaba, y sinceramente me alegró de que fuera así, porque la cosa se veia como un flashback de todo lo anterior. No habíamos cambiado en cuanto a nuestra relación sentimental se refería.
Aún duele, pero estoy tratando de hacer lo mejor por y para mi y hijo, tratando de madurar un poco más rápido que otras de mi edad, y con mil miedos encima, pero es que veo la sonrisa de mi criatura, y todo tiene sentido. Es lo más hermoso y bello que me haya pasado, con todo y sus llantos y desveladas.
Claro que quisiera estar de fiesta en fiesta, divirtiéndome en la flor de mi juventud a los 21 años, pero casi no me da el tiempo porque él me demanda mucho. Con el padre desearía llevarme mejor. Solo espero que la situación vaya a mejor y que ambos podamos llevar esto como personas maduras. Ya no somos niños, y tenemos que encargarnos de nuestras responsabilidades.